ACCIÓN ESPONTÁNEA
El columbario del Cristo de los Faroles
En los últimos meses se han depositado cenizas de varios difuntos a los pies de la imagen de piedra
Velas, flores y oraciones han sido siempre la compañía del Cristo de los Faroles en la plaza de Capuchinos y el signo de la devoción de muchas personas. Desde hace unos días, justo en la base de la cruz no falta otra presencia que ha sorprendido a los que se han acercado a la plaza de Capuchinos. Se trata de las cenizas de una persona fallecida que habría depositado allí algún familiar tras la incineración del cadáver en un horno crematorio.
Según quienes visitan de forma regular al Cristo y la plaza que lo rodea, no es la primera vez que sucede . En el último año, este hecho se ha repetido varias veces , entre tres y cuatro. Nadie recuerda haber visto a las personas que llevan allí las cenizas, pero todas siguen la misma forma, ya que se depositan sin la urna en que se entregan cuando ha terminado la incineración. Podría existir incluso un «efecto llamada» de personas que al verlo lo repiten.
Desaparición
Se trata de una acción que contraviene las ordenanzas municipales , pero tampoco es muy duradera en el tiempo, porque su destino es siempre el mismo: la desaparición en poco tiempo . El viento puede esparcir las cenizas por distintos rincones de la plaza, mientras que si hay lluvia fuerte, las arrastra hasta el sumidero , así que el descanso a los pies del Cristo de los Faroles dura poco.
La acción no sólo es síntoma de la devoción por la imagen, sino también de un problema que se ha instalado en la sociedad tras la generalización de las incineraciones, y es el hecho de que muchos familiares no saben qué hacer con las cenizas de la persona que ha muerto , de forma que se llevan a sitios inapropiados, públicos muchas veces.