CRÓNICAS DE PEGOLAND
Colgados de la taberna
Tafur y Vic, monta tanto, han realizado un paseo sentimental por las mejores barras
![Javier Tafur y Vic en la taberna El Pisto](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2018/01/18/s/opinion-rafa-ruiz-kI2E--1240x698@abc.jpg)
SOY tan mal lector de poesía que no me atrevo a escribir de Pablo García Baena en esta hora de su deceso de otra forma que no sea como la de mi vecino del barrio al que saludaba de vez en cuando en sus paseos camino de la Virgen de los Dolores o del desayuno en el Central de Colón. No recuerdo al Príncipe de Asturias de las Letras si no es caminando a la velocidad que le permitía el casi siglo de vida que llevaba a cuestas con sorprendente ligereza. Ante esa pinta de patricio, no sabía uno si dar los buenos días o preguntarle por la salud de Cayo Bruto, compañero de escaño en el Senado.
Pasito a pasito, con la sonrisa y la buena educación siempre puesta, el poeta llevaba siempre el alfilerazo preparado. Don Pablo siempre fue de estética gongorina y, por ende, de dobles sentidos y mala leche como solo se la gasta un bardo. La muerte tiende a beatificar pero lo cierto es que un zasca, como se dice ahora, del candidato al Cervantes dejaba sangre en las paredes sin perder la compostura ni arrugarse el pantalón de pinza. García Baena hubiera sido una mina en Twitter.
Para que los de la ESO lo entiendan, para modernos los de Cántico. Si los chicos de ahora creen que lo de Almodóvar y Alaska tuvo mérito, qué no habría que reconocerle a un grupo de jóvenes que en la Córdoba de los cuarenta y cincuenta se dedican a la difusión de poetas vetados en todas y cada una de sus vertientes como Cernuda.
A pintar, a dotar al flamenco de categoría cultural, al rescate de las letras y las palabras. A hacer de su capa y su cuerpo lo que buenamente les pareciere. García Baena no merece haberse muerto de una neumonía por malsonante. Si acaso, de un frío amanecer de la calle Armas o, en su caso, de un pasmo, que tiene dos sílabas y es llana.
Si se han dado cuenta, todas las fotos de Cántico aparecen en tabernas que era la forma habitual de pasar el rato en esta ciudad antes de que llegaran los gastrobares y Netflix . Y si hay dos tipos que le siguen teniendo apego a las tabernas son dos que están literalmente colgados de ellas. Usted podrá ir a cualquier establecimiento hostelero que se precie en Córdoba y habrá cosas que no tengan, pero el cuadro con el «Tabernario Sentimental» recortado en su marco es que no falla.
Si este que firma acabó hechido de orgullo el día que lo colocaron en la pared del Correo, abrevadero habitual de mediodías y medias tardes, a los compadres Javier Tafur y Vicente Torres-Esquivias -aquí presente como Vic - le tienen colocada su antigua sección dominical del ABC en todas y cada una de las mejores casas de bebidas de Córdoba.
Algunas de ellas, Dios se lo pague con grandes cajas registradoras a final de mes, herederas de esa línea que une aquella Córdoba de aquellos muchachos que tenían la vida por delante con ésta. Con motivo de que esos nombres y esas calles y esas barras no se pierdan, los del ABC regalamos el domingo todas esas crónicas de esa ciudad que es la suya. Que las disfruten.