Sociedad

Los cocheros de Córdoba, contra las calesas eléctricas: «Cuidamos al caballo; si no come, nosotros tampoco»

Los profesionales rechazan la propuesta de los animalistas e instan en el mimo con que tratan a los equinos

Un cochero cuida a su caballo junto a la Mezquita-Catedral de Córdoba Valerio Merino
Luis Miranda

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A primera vista parece que habrá problemas para conseguir que los cocheros opinen, pero cuando escuchan hablar de una calesa eléctrica les sacude la corriente virtual de aquel aparato que no existe más que en la imaginación de unas cuantas asociaciones. Hablan y se suman al corro para decir lo que piensan.

No han pasado ni 24 horas desde el momento en que leyeron, ellos y otros muchos, que unas cuantas entidades animalistas de Córdoba habían propuesto sustituir los coches de caballos por calesas que se moviesen con electricidad y se rebelan contra la idea y contra los motivos que han dado.

Rafael Ruiz Cortés, Ramón Bermúdez y Manuel Barona forman un coloquio en el que aportan las razones contra la propuesta en el poco rato en que tienen sombra en Camposanto de los Mártires, donde esperan que algún cliente se deje seducir por la idea de pasear por Córdoba en coche de caballos. «Es una idea que no vale para nada, porque en Córdoba lo típico, lo bonito , es el coche de caballos. Lo otro además es un carretón que además no tendrá la misma capacidad de maniobra», cuentan.

Lo primero que hacen es defender que ellos cuidan a los animales . Si las asociaciones que han propuesto al Ayuntamiento lo de las calesas eléctricas dicen buscar el bienestar de los caballos, los cocheros insisten en que no sufren y en que los miman. «Mire, mire a ver si alguno de ellos va descalzo. Todos tienen sus herraduras , que se le cambian cuando es necesario», relatan mientras señalan la apariencia saludable de los animales.

Una familia pasea en coche de caballos por Córdoba Valerio Merino

En verano, los caballos no salen nunca a trabajar dos días seguidos . Si una jornada la pasan en la calle paseando a turistas o esperando, la siguiente es de descanso y están «comiendo a lfalfa, heno y buen pienso ». Ninguno de ellos trabaja hasta que no puede más. Si está débil se cambia y se retira, pero algunos están en buena forma 15 ó 16 años, y hasta a más de 20 ha llegado alguno, precisan. Su resumen es tan pragmático como el de cualquiera que sabe que tiene que cuidar las herramientas de su trabajo: «Si ellos no comen bien, nosotros tampoco».

Los caballos no hacen un esfuerzo para el que no estén preparados. Van «a su amor», a la velocidad en la que se sienten cómodos y sin pedir mucho más de lo que pueden dar. Todos los años pasan por las revisiones veterinarias y cada día acuden limpios y bien cepillados a su puesto.

La propuesta que hicieron las entidades animalistas al Ayuntamiento de Córdoba , y que tienen encima de la mesa los grupos políticos municipales, supondría cambiar una forma de vida que en ocasiones, como relatan algunos, ha pasado de generación en generación y lleva 60 años en la misma familia .

Un cochero da de beber a su caballo en Camposanto de los Mártires Valerio Merino

Quienes ahora se suben al pescante para conducir a una familia que quiere conocer Córdoba de esta forma lo aprendieron de sus abuelos y de sus padres. Por eso, acostumbrado a hablar del Cristo de los Faroles y de la Puerta del Puente, uno de ellos tira de lirismo y resume: «Los coches de caballos son los zarcillos de la Mezquita-Catedral , llevan aquí siglos. Lo otro no tiene gracia».

Después de insistir en que una calesa eléctrica tendría problemas para la maniobra y la movilidad en ciertos puntos del Casco Histórico, allí donde un caballo tiene más facilidad para moverse y sortear las irregularidades.

La idea no llega en un buen momento para los cocheros, que sufrieron los efectos del confinamiento, primero, y de la menor afluencia de turistas cuando terminó el estado de alarma.

Ellos también tienen propuestas para mejorar la vida de los animales, y no tienen que ver con la falta de cuidados de sus dueños. Por ejemplo, mejorar las sombras de los lugares de estacionamiento de las calesas. Algo que pasaba en el pasado y que ya no ocurre.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación