LA MIRILLA
Ciudad rutina
Si aquellos que nos quieren gobernar son incapaces de transmitir ilusión, apaga y vámonos
Ha tenido que pasar una semana de la campaña electoral para que encontremos las primeras ideas que se salen del guión. Una novedad que rompa el bucle melancólico en el que se ha instalado el panorama político de Córdoba . Se trata del aparcamiento subterráneo que Bellido ofrece bajo la rotonda del antiguo Meliá para facilitar la llegada y visita al Casco y la zona comercial de Ciudad Jardín . Una iniciativa que, por otro lado, ya iba aparejada hace años al «Ojo del Califa» de Prasa y Carlos Ferrater que el PSOE y Rosa Aguilar se encargaron de dejar tuerto. O el auditorio de la Orquesta de Córdoba en el Sur de Ambrosio , anunciado hace ya meses sin efecto alguno.
Llevan los candidatos una semana de presunta campaña electoral dándole vueltas a lo mismo que durante cuatro años hemos estado contando, analizando, criticando, alabando...y sigue pendiente. Recuerden que Ambrosio se ha dejado en el tintero 125 iniciativas sin terminar, y se presenta como si no hubiera estado en Capitulares firmando decretos... Si aquellos que quieren gobernar esta ciudad los próximos cuatro años son incapaces de transmitir ilusión y viven instalados en una rutina como salvoconducto para conservar «su» parcela de poder, apañados estamos. No se trata de sacar el muestrario de infografías que tantas veces hemos cuestionado, pues hemos vivido en un lugar que siempre quería ser metrópolis de la noche a la mañana sin pasar por una aparente capital de provincias, como tantas hay en España y con extraordinarios alicientes.
Siguen enrocados en lo mismo de siempre, tal vez, porque hay tantas cosas pendientes de resolver que no merezca la pena inventar sino más bien consolidar cuestiones tan básicas como tener una licencia en tiempo y forma para invertir, contar con la confianza de que mi inversión no la van a torpedear o que me atiendan los Servicios Sociales en un plazo razonable... Esa es nuestra realidad. Quizás, en su descargo, debamos aprender a bajar el umbral de exigencia. Empecemos por pedir que gasten el dinero que presupuestan y recaudan de nuestros bolsillos sin bajar el pistón. Pues ni siquiera eso han hecho en este mandato expirado. Del liderazgo hablaremos otro día, nos ha tocado una etapa de gris rutina.