Ciudad Jardín, un barrio que se apaga

Un peluquero a domicilio. Jesús Jurado lleva 17 años al frente de su peluquería en la calle Felipe II. Sus clientes han ido envejeciendo hasta el punto de que es él quien los visita ahora a domicilio. «Este barrio se ha hecho mayor, y eso se nota», señala este profesional Un parque con más abuelos que niños. Ciudad Jardín es el barrio con menos niños de Córdoba. Representan algo más del 11 por ciento de la población. Sin embargo, posee la tasa de personas mayores de 65 años más elevada de la capital, con más de 24 por ciento de sus vecinos. Un barrio con distintas nacionalidades. La población de extranjeros que han fijado su residencia en este distrito es la más alta de la ciudad, con casi el 9 por ciento de la población empadronada en este lugar de la capital Una gran obra de década en década. La construcción del Parque Juan Carlos I es, según los residentes, la actuación más importante junto a la reforma de Gran Vía Parque que recuerdan. Algo insuficiente para rejuvenecer a un barrio, en el que sólo se actúa a pequeña escala de higos a brevas, según los vecinos. Un barrio de pensionistas. Los vecinos de Ciudad Jardín peinan canas en su inmensa mayoría. Sus viviendas están ocupadas en gran parte por personas jubiladas, que se asentaron en el barrio en la década de los años 50 o 60 cuando empezó a formarse este populoso barrio. Ahora viven muchos de ellos solos puesto que sus hijos se han ido a vivir fuera o a otras zonas de la capital, según reconocen muchas de las personas consultadas por ABC Abuelos para la conciliación. Ciudad Jardín no es uno de los barrios más castigados por el paro de la capital. De hecho posee una de las rentas más altas de la capital, incluso por encima de la media, situándose en los 27.682 euros. Gran parte de sus vecinos necesitan de la ayuda de sus padres para poder conciliar la vida laboral. Por las mañanas es habitual en el parque Juan Carlos I ver a los abuelos con sus nietos. Comercios de cercanía. En los negocios de Ciudad Jardín todavía se fía a los vecinos. Se apunta sus cuentas en una libreta y los clientes tienen siempre a mano el teléfono del negocio para que les suban los recados. En la carnicería Felipe II, además, se hacen guisos diarios enfocados a la población estudiante y a las personas mayores que no tienen tiempo o no están ya en condiciones para hacerse cargo de los fogones de la casa. Negocios con distintos idiomas. El negocio de cercanía, el de toda la vida, ha aprendido a convivir con los negocios regentados por la población extranjera, como restaurantes chinos, los negocios de kebabs, los locutorios o las fruterias o peluquerías regentadas por ciudadanos asiáticos, entre otros. Mercados en vías de extinción. Las tradicionales plazas de abastos corren serio peligro. Su clientela envejece, no se rejuvenece y cada vez son menos los que optan por la compra diaria, de productos frescos, y con cuentagotas. «Los jóvenes de hoy no pierden tiempo en cocinar, ni les atrae nada que no sea un centro comercial o una gran superficie», señalan los placeros del mercado municipal de Ciudad Jardín. Un barrio con muchas barreras físicas. Los residentes se preguntan cómo es posible que en uno de los barrios con la población más envejecida no se haya aplicado un plan integral para eliminar todos los acerados y acabar con las barreras arquitectónicas que dificultan el día a día de sus vecinos. Proyectos olvidados y repetitivos. Los comerciantes y los vecinos están hartos de que cada cierto tiempo salga a relucir la promesa de construir un aparcamiento de varias plantas para paliar la carencia de plazas y los caos que se generan sobre todo por la mañana. Es la hora donde hay gente que da vueltas para buscar un sitio donde dejar el coche y donde los vehículos comerciales, ante la falta de plazas de carga y descarga, aparcan donde puede entorpeciendo la circulación. Juventud de paso. La gran mayoría de gente joven que pasea por las calles de Ciudad Jardin son estudiantes. Tanto nacionales como de Erasmus, cada vez más presentes en este barrio. Son personas ajenas a los problemas urbanísticos o las carencias de sus habitantes. Su presencia es temporal y transitoria. Algunos pasan solo meses y otros solo las temporadas lectivas. Un barrio complicado para aparcar. La falta de aparcamiento es el talón de Aquiles del comercio y los vecinos de Ciudad Jardín. Los negocios pequeños ven cómo la gente opta por irse a las grandes superficies u otras zonas de la capital donde saben que van a poder dejar sus vehículos. Los residentes que viven de alquiler y no poseen garaje, un alto porcentaje de los vecinos, se desesperan a la hora de buscar un sitio . ¿Existe carril-bici en Ciudad Jardín?. Las personas que optan por la bicicleta como medio de transporte tienen que circular por la calzada, compartiendo espacio con el tráfico rodado; invadir las aceras o atravesar los parques públicos ante la ausencia de un carril específico que vertebre el barrio y lo enlace con el resto de carriles dispersos por la ciudad. Un barrio con estética anticuada. Los residentes y comerciantes reclaman un plan integral que cambie por completo la imagen de un barrio que ha ido envejeciendo muy mal. Piden acabar con los acerados, renovar el mobiliario urbano, las farolas que acumulan décadas o que se dote de más arboledas las estrechas calles y las amplias avenidas de este populoso barrio. Más espacio para los peatones. Los vecinos recuerdan todos los intentos que, cada cierto tiempo, se hacen para peatonalizar las estrechas y concurridas calles de Ciudad Jardín. No en vano, suele ser una de las promesas electorales más repetidas e incumplidas que recuerdan los residentes. Gente nueva en negocios de antaño. En Ciudad Jardín son muchos los jóvenes que mantienen viva la llama del comercio de cercanía que ha sido siempre una seña de identidad en el barrio. En gran parte motivados por la alta tasa de desempleo juvenil y la escasez de oportunidades.

Ciudad Jardín, un barrio que se apaga

La elevada población de personas mayores, el título de distrito con menos niños de Córdoba y la población fluctuante de estudiantes y extranjeros, así como la falta de interveciones urbanísticas de calado, agravan la decadencia de este populoso barrio

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