Francisco J. Poyato - Pretérito Imperfecto
La ciudad gruyere
Puede que la Córdoba de barrios yuxtapuestos se encamine hacia una ciudad llena de agujeros urbanos
![Una casa abandonada en el barrio de Huerta de la Reina](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2017/07/30/s/huerta-la-reina-kSCH--1240x698@abc.jpg)
La operación de los terrenos liberados de Renfe, el Vial o el Nuevo Paseo de Córdoba para ser más exactos, cosió una tremenda costura urbanística en una ciudad partida en tres trozos por la Sierra, el ferrocarril a cielo descubierto y un río-frontera no integrado. Una ciudad deshilachada, además, por el intenso fenómeno de las parcelaciones ilegales, del que siguen tirando con denuedo nuestros próceres. Aquellas ingentes plusvalías parecieron mirar al Guadalquivir en un intento bien pergeñado de secundar la primera operación urbanística del Viaducto . No estuvo exenta de alardes faraónicos -como a la postre se ha demostrado, donde hubo palacios habrá «gorrillas»-, y buscaba rescatar de la lejanía al Sur, articular un bucle cultural y turístico en torno al Río Grande y filtrar los pasos de muchos cordobeses hacia la Ribera , un nuevo Vial húmedo del ocio. Un reencuentro urbano e integrador de esta yuxtaposición de barrios inconexos que en realidad vivimos.
El paso del tiempo ha examinado ambos proyectos de forma desigual. Así como el Vial ha variado el epicentro de Córdoba revelándose como un pulmón de actividad, el río sigue agazapado, incompleto, aun cuando la construcción de varios puentes y la peatonalización del entorno del paso romano y la inflación patrimonial de la zona, entre otras actuaciones, han significado un destacado avance y un intento fraternal en el que la sociedad no ha terminado de responder como se esperaba. Casi más el turismo al que ahora se pretende espantar.
En este escenario nos llegó la crisis, el pinchazo inmobiliario, el cruento alza del desempleo en la ciudad -según los datos del Urban Audit (INE) , llegó a alcanzar una tasa de hasta el 40 por ciento de paro-... La huida. Y la ciudad cosida ha vuelto a descoserse. Sigilosamente y en lugares donde habitó el bullicio, donde estudiaron generaciones y generaciones de jóvenes, donde se crió la inmigración interior de la provincia, donde habitaron las familias modestas cuya prole busca otra forma de vida o la expansión residencial. Barrios donde la población envejece sin reposición.
Donde no ha lugar a la mejora del parque edificatorio. Y hasta donde para poder poner ascensores para salir a la calle hay que terminar llevando a la Junta de Andalucía al juzgado. ¿Quién va querer comprarse un piso así o invertir su proyecto de vida y anclaje en tales circunstancias...?
Córdoba quiso ganar prestancia hacia Poniente en los años de bonanza, quedándose a mitad de camino. Y en paralelo no fuimos capaces de trazar estrategias urbanísticas, económicas, sociales y de habitabilidad para que aquellos vivarachos nidos no empezaran a sufrir este síndrome de las ventanas rotas de aquel alcalde neoyorquino llamado Rudy Giuliani : primero el cristal de la ventana roto, luego la ventana, después la puerta de la casa, luego la casa abandonada, la basura y el olvido para reponerlo todo desde el primer instante.
No cesan estos días las quejas y denuncias de vecinos de diferentes puntos angustiados, en algunos casos, con la aparición de okupas en casas vacías o abiertas con la patada en la puerta. Avistadores, traficantes de menudeo, locales comerciales vacíos, prostitución, suciedad...
Lo hemos contado en San Agustín , donde aún colean los ecos de aquellos planes millonarios de rehabilitación. Lo estamos repitiendo en Huerta de la Reina , a dos pasos del Vial, y donde no llegó el rebose de las plusvalías del AVE y sus caminos soterrados. Se ha contado por activa y por pasiva en Ciudad Jardín , el «barrio cleenex» que tanto ha hecho por Córdoba sin recibir apenas nada a cambio. Y, probablemente, lo encontremos pronto en otros barrios descosidos con el mismo patronaje. Puede que con el paso del tiempo vayamos a una Córdoba «gruyere», una trama urbana agujereada presa del olvido más doméstico. Una ciudad de barrios disociados, ni siquiera ya yuxtapuestos.