OCIO
El circo en Córdoba bajo la huella del Covid: «Cuando te aplauden, se olvida todo. Todo ha valido la pena»
ABC pasa una jornada con el Circo Berlín observando cómo el coronavirus ha influido en este espectáculo

El Covid aún no está derrotado, pero sí en retirada . La ‘no Feria’ que vive Córdoba es una prueba. En su ‘programa’, aparece el Circo Berlín , que estará en la capital (Enrique Puga) hasta el 6 de junio ... con un show de malabares, magia, acrobacias, payasos o música. Parar allí es comprobar cómo el mayor espectáculo del mundo ha sabido ‘domar’ al virus para poder seguir ofreciendo sus funciones —este circo lo hace desde hace más de 25 años—.
Su propietario, Franky Bugler (quinta generación de artistas de la pista y que fue domador), explica a ABC cómo ha sido este ‘más difícil todavía’ . Porque este «circo familiar», con «unos 20 trabajadores», pasó en 2020 en cosa de siete de meses de trabajar con normalidad, a tener que parar y a volver a montar su carpa —regresaron en julio y fueron una de las primeras compañías de España en hacerlo—. El parón por el confinamiento les sorprendió en Vélez-Málaga y fue, confiesa, «como si te echaran un jarro de agua fría» .
Pero, en cuanto pudieron, adoptaron las medidas necesarias y volvieron a actuar . Repasar con Bugler dichas medidas lleva un rato: gel hidroalcohólico ; mantener la distancia interpersonal ; mamparas entre el público; desinfección de las instalaciones antes y después de cada función; ventilación continua o grabaciones que recuerdan al público las normas de prevención. Además, la «mayoría de trabajadores» están vacunados.
Suena a que hicieron un doble salto mortal para seguir adelante , pero el propietario del Circo Berlín se limita a decir que « había que trabajar para seguir subsistiendo ». «Somos luchadores natos. Debíamos tomar esas medidas para continuar trabajando», añade Bugler. Asegura que desarrollar un espectáculo como éste en plena pandemia es «muy difícil», buscando sitio donde dar sus funciones —no en todas las localidades, por la situación de la pandemia, han podido trabajar— o «con la limitación de aforo». Bajo su carpa azul, podrían sentarse hasta 800 personas y ahora el aforo se limita a 299.
La visión de Rody Aragón
Luego, el dueño del Circo Berlín le cede los focos a la estrella de su cartel , Rody Aragón , heredero de los míticos ‘Payasos de la Tele’ —es hijo de Fofó—. Interpreta temas de éstos y realiza sketchs. Aragón rescata una de las dificultades con que se encontraron al arrancar. « El miedo a juntarse en grupo » influía negativamente en la asistencia . Pero advierte de que desde hace dos meses , «por la vacunación», se nota que « el púbico está menos cohibido. Tiene menos miedo ».

Añade que los cambios que ha traído el Covid —« Tenemos gel hidroalcohólico en todas partes; menos en el trapecio », dice en tono de humor— también influyen en la forma de trabajar de los artistas. Explica que ahora ya no se saca a nadie a la pista y «toda la familia Aragón hemos usado mucho esa forma de participación del público. Por ello, transformé un poquito el sistema de humor en el espectáculo ». «Ahora, los números los hago con los compañeros o con el público, pero sin que salgan a la pista. Cambia mucho eso». Pese a todas las dificultades, concluye con una advertencia: « El circo le puede hasta al Covid . La gente pasa aquí dos horas, olvidándose de una situación tan dura. El público nos lo comenta. Te lo dice incluso gente que está sin trabajo y se nos pone la piel de gallina».
Aragón sale de la pista en la que se ha convertido el cuaderno del periodista y entra en ella Marco Guerrero, malabarista y acróbata , que lleva «toda mi vida en el circo». Recuerda que adaptarse a todas las medidas que había que adoptar fue «duro». « Se te olvidaban cosas , por la falta de costumbre. Pero estábamos unos encima de otros para la distancia o el gel. Luego se convirtió en una rutina más », cuenta.
Explica, además, que, a su juicio, el « no poder ver la expresión de las caras del público hace que se pierda mucho ». «Cuando puedes verlas, eso te permite jugar o interpretar de otra manera tu papel», apunta. Pero confiesa para terminar:« Cuando te aplauden, se olvida todo. Todo ha valido la pena ».
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