URBANISMO

Cine Andalucía, más obras y 150.000 euros para una pista cerrada

El Ayuntamiento destinará otros 40.000 euros para mejorar un espacio reformado este mismo año

Los vecinos reinvindican la apertura del espacio frente a unas actuaciones que volverán a dilatar los plazos

Un candado bloquea la valla que mantiene cerrado el espacio FOTOS: VALERIO MERINO

Irene Contreras

Por el antiguo Cine Andalucía pasaron, hace más de un año, las máquinas retroexcavadoras. Los vecinos del entorno de San Pedro y la Magdalena tuvieron que frotarse varias veces los ojos para creer lo que estaban viendo: aquel solar, abandonado durante tres décadas, estaba a punto de volver a la vida. Y aunque no fuera a hacerlo al modo que ellos habían soñado -al proyecto de levantar allí un pabellón deportivo con espacio para aparcamiento público se lo tragó la crisis-, la esperanza de contar con un nuevo espacio de esparcimiento vecinal disparó las ilusiones en un barrio que, como todos los del Casco, adolece de severas carencias en cuanto a infraestructuras básicas que lo hagan habitable. Las obras terminaron en marzo. Sus puertas no se han abierto desde entonces.

El Ayuntamiento , entonces en manos de PSOE e IU, reservó 150.000 euros para una obra que finalmente se adjudicó por 109.000 y cuyos resultados no convencen al actual cogobierno de PP y Cs, que va a destinar otros 40.000 para redefinir y mejorar el «espacio recreativo vecinal» de la calle Alfonso XII, abierto hacia la vecina plaza de San Eloy pero separado por una fría valla metálica. En la actualidad, es un terreno diáfano de gravilla en el que se pueden distinguir una pequeña pista de fútbol, otra de petanca, unas mesas de camping e incluso un guiño surrealista en forma de mesa de ping pong. Según expusieron los concejales de Urbanismo y Casco Histórico, Salvador Fuentes y Laura Ruiz, el plan es equipar el sitio con un parque infantil y cardiosaludable y retirar las valla s para integrarlo al cien por cien en el barrio. También, cambiar la gravilla actual por otra menos dura para evitar heridas en caso de caída.

La presidenta del Consejo de Distrito Centro, Juana Pérez, afirma que las mejoras planteadas por el nuevo equipo de gobiern o no se han presentado en el seno del órgano vecinal. Lo que sí sabe es cuáles son las demandas que se plantearon en su momento por parte de los habitantes de la zona, que pedían, entre otras cuestiones, más sombras para cubrir un espacio totalmente expuesto al temido sol de los meses calurosos de Córdoba. Lo más aconsejable sería colocar árboles que además refrescaran el ambiente, pero el problema, explica Pérez, estriba en la «provisionalidad» del espacio . Ni los vecinos ni el Ayuntamiento han renunciado, al menos oficialmente, a construir el pabellón deportivo y aquella pista diáfana es solo una solución transitoria. Plantar árboles para tener que retirarlos después, con la complicación que ello conlleva, no es una opción. Proponen salvar ese obstáculo con grandes maceteros.

Desde la asociación Regina-Magdalena , que preside Antonio Torres, no quitan ojo al antiguo Cine Andalucía. Esperan que pase el plazo de tres meses que les dio Salvador Fuentes a finales de verano para retomar sus reivindicaciones, y el anuncio de que se «solventarán deficiencias» les ha llegado a través de la prensa. A Torres le parece bien que arreglen lo que haya que arreglar -«yo no soy técnico», repite- pero sobre todo insiste en una obviedad: el espacio que les prometieron sigue cerrado y las nuevas actuaciones volverán a dilatar los plazos para su apertura .

Si los vecinos se frotan ahora los ojos no es de incredulidad, sino de cansancio. Recuerdan que el espacio ni siquiera se ha llegado a inaugurar , aunque eso no ha sido impedimento para que niños y jóvenes lo hagan suyo cada vez que lo precisan. Para un chaval con ganas de echar un partido, no es difícil trepar las vallas metálicas que lo separan de la plaza de San Eloy ni saltar a través de la pequeña barrera que lo protege del «ecopunto» de Sadeco en la plaza del Vizconde de Miranda. Del paso del ser humano por aquel espacio dan muestra los grafitis que ya ensucian sus paredes, y sobre la modesta pista de fútbol, cuatro sillas de plástico, colocadas dos a cada lado, hacen las veces de una improvisada portería que alguien ha usado para encajar los goles. Huellas de que un niño estuvo allí y jugó, a pesar de los impedimentos.

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