LITERATURA
Cinco poemas de autores de Córdoba para «celebrar» San Valentín
Los poetas siempre han escrito al amor; a veces, como celebración del sentimiento, otras, en tono trágico o crítico
Los poetas siempre han escrito al amor . A veces, como celebración del sentimiento puro y la pasión. Otras, con tono trágico, como canto a los imposibles o a la tristeza de la pérdida. También los poetas de Córdoba han dedicado versos al amor romántico desde diferentes prismas: la alegría, el dolor, la añoranza, la crítica. Para celebrar o denostar San Valentín , ABC Córdoba recopila cinco obras de cinco poetas cordobeses contemporáneos.
1
Pablo García Baena
La voz del grupo Cántico se apagó en enero de 2018 a los 96 años. Pablo García Baena (Córdoba, 1923) recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras por «el cultivo de una actitud estética independiente» y su huella en posteriores generaciones de poetas.
«Ágatha 2»
Empezar, todo joven, de nuevo aquel amor
es como abrir de pronto cerrado gabinete irrespirable
de agonía suntuosa
por donde ibas o flotabas, galgos,
crisantemos, formol, caobas rubias.
Tendida en la otomana de cachemir,
culpable, desencantada,
insomnio de lilas por el párpado,
abrías el cestillo de sierpes de los celos,
lumbre verde lamiendo
la áspera humedad de las hojas de higuera.
Pliegues sacerdotales por el traje pesado
como vendimias, pavos
reales o noche en Samarcanda.
Sexo-Ceremonial. Daba risa y respeto
verte por el teatro de tu vida, ondulante
terciopelo o leopardo, repitiendo
declamatoria y mítica,
como la Duse, Sarah o Norma Desmond,
palabras favoritas: Fatalidad, Destino.
La carne era tan nueva y tú sabías tanto:
la jerarquía del ópalo y su brillo funesto,
la anestesia fugaz del heliotropo,
el ajenjo de paso silencioso.
Frutas de cera roja como remordimientos,
palomas como alados pechos níveos
colmaban las bandejas
y en tus ojos distintos se agrandaba el ocaso
como una piedra oscura hundiéndose en las aguas.
Por las copas esbeltas, glaucas, altas, Falerno,
Chablis, Tokay, Mosela, podrías,
misteriosa verter los antiguos venenos:
¿oropimente, acónito, cicuta mayor fétida,
escamonea de Alepo, piedra de Armenia, tártatro?
Reías. Dependía del color de la túnica,
del color del deseo invadiendo tus hombros
como yedra que repta por estatua de otoño.
Reías.
Era dulce aquel tóxico,
aquel filtro o narcótico del amor en tus brazos:
un dragma de beleño, phelandrio, tejos fúnebres.
Un día te alejaste. Como un golpe de mar
te arrebató, desnuda, la galerna de Europa.
Pienso si salvarías al menos del naufragio
el samovar de plata.
2
Juana Castro
Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945) es el flamante Premio de Poesía Ricardo Molina. Ha obtenido además, entre otros, el Premio Nacional de la Crítica y fue distinguida en el año 2007 con la Medalla de Andalucía.
«Disyuntiva»
La tentación se llama amor
o chocolate.
Es mala la adicción.
Sin paliativos.
Si algún médico, demonio o alquimista
supiera de mi mal,
cosa sería
de andar toda la vida por curarme.
Pues tan sólo una droga,
con su cárcel
del olvido me salva de la otra.
Y así, una vez más, es el conflicto:
O me come el amor,
o me muero esta noche de bombones.
3
Pablo García Casado
Pablo García Casado (Córdoba, 1972) es, además de poeta, director de la Filmoteca de Andalucía. Su primer poemario, «Las afueras», recibió el I Premio Ojo Crítico de Poesía y fue finalista del Premio Nacional de Poesía.
«Ginebra besos»
me dices que la cama de tu cuarto
está sin hacer que bajaste y todas
las tiendas estaban cerradas que hoy
es domingo que ayer sábado dijimos
muchas cosas mucho amor ginebra besos
que si tengo algo de pan o de ternura
que prestarte
4
Ángeles Mora
Ángeles Mora (Rute, 1952) obtuvo en 2016 el Premio Nacional de la Crítica en Poesía y el Premio Nacional de Poesía de España. Desde 2003, es académica electa de la Academia de Buenas Letras de Granada.
«Elegía y postal»
No es fácil cambiar de casa,
de costumbres, de amigos,
de lunes, de balcón.
Pequeños ritos que nos fueron
haciendo como somos, nuestra vieja
taberna, cerveza
para dos.
Hay cosas que no arrastra el equipaje:
el cielo que levanta una persiana,
el olor a tabaco de un deseo,
los caminos trillados de nuestro corazón.
No es fácil deshacer las maletas un día
en otra lluvia,
cambiar sin más de luna,
de niebla, de periódico, de voces,
de ascensor.
Y salir a una calle que nunca has presentido,
con otros gorriones que ya
no te preguntan, otros gatos
que no saben tu nombre, otros besos
que no te ven venir.
No, no es fácil cambiar ahora de llaves.
Y mucho menos fácil,
ya sabes,
cambiar de amor.
5
Eduardo García
Eduardo García nació en São Paulo en 1965 pero vivió buena parte de su vida en Córdoba, donde trabajó como profesor de Filosofía. Falleció en 2016 a los 50 años. Recibió, entre otros, el Premio Nacional de la Crítica, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla y el Premio Ojo Crítico.
«La isla»
Tus caricias. El mar. Los cocoteros.
La sábana enredada entre tus piernas.
El maitre del hotel, su voz de frío:
«Veinticuatro horas, ¡ya sabe!».
Supe que un día era un plazo inconcebible,
que tan sólo unas horas bastarían.
Conocí el huracán, la madreselva.
Conocí el ancho cielo interminable.
Conocí las espadas y el enigma,
la boca del dolor, la del deseo,
la súplica que anuncian los labios no besados,
qué tibio el corazón cuando se precipita.
Cuantas mujeres hay en este mundo
las conocí por ti. En ti dormían.