CIEN DÍAS DE MANDATO EN CÓRDOBA

José María Bellido: «Nos toca hacer en este mandato lo que no se hizo en dos; hay que poner al día a Córdoba»

El alcalde reflexiona en una entrevista con ABC sobre el arranque de su gestión al frente del Ayuntamiento

El alcalde de Córdoba, José María Bellido, frente a la sede del Ayuntamiento ÁLVARO CARMONA
Francisco Poyato

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José María Bellido aparece con buen semblante para atender a ABC Córdoba . Todo meticulosamente ordenado en un diáfano despacho remozado por su antecesora. Un cuaderno azul y un bolígrafo para tomar notas en una larga mesa acristalada. Traje azul añil. Agenda larga para lo que resta de día. Intenta mantener la normalidad hasta en casa, donde la vocación política de su esposa es clave.

—¿Qué Ayuntamiento se ha encontrado, señor Bellido?

—Me he encontrado una situación económica razonablemente buena por la falta de gestión. Demasiado dinero sin gastar por una mala gestión. Pero también un caos organizativo importante, con déficit de personal en áreas muy sensibles. Estamos haciendo un esfuerzo para suplir esto de partida. No ha habido los últimos años una implicación en el día a día para el seguimiento de los expedientes, lo que ha provocado una desmotivación del personal y una falta de organización abrumadora, y ahora te explicas por qué no salía nada. No sé muy bien a qué se dedicó el anterior gobierno.

—Habla de problemas de personal, una constante. ¿Cómo puede darle la vuelta a esa situación?

—Lo primero es motivar. Aquí hay una plantilla que necesita saber que hay retos que merece la pena abordar. Este es un ayuntamiento con pocos técnicos y mucho personal administrativo, una pirámide invertida, y hay que apoyarse en ellos para sacar adelante los proyectos. Ahora bien, desde hace años las restricciones en personal están superadas. Hace unas fechas se publicó en el BOJA la convocatoria de 101 plazas de la Policía Local. Ya no hay los problemas de los años duros de la crisis cuando este ayuntamiento estaba arruinado. Había problemas serios de pago de nóminas y proveedores. Eso se superó, pero aquí no se ha sabido impulsar los procesos de oposición. Acabo de pedir unas oficinas especiales en Contratación para poner en marcha 56 millones de euros de programas y proyectos especiales.

—¿Necesita tomar medidas contundentes al respecto?

—He hablado con los sindicatos y les he transmitido que esto no va de recortes porque no hacen falta. Cuando llegamos había en la caja 148 millones fruto de la incapacidad del anterior gobierno. La estabilidad presupuestaria hoy es envidiable. Aquí el compromiso de todos los empleados públicos es ofrecer un buen servicio, un buen proyecto de ciudad al cordobés y saber que tenemos un compromiso de mejorar sus condiciones de plantilla. Que el trabajo se reparta entre más gente; hay servicios sostenidos con pinzas. Les lanzo un mensaje de tranquilidad y autoexigencia.

—Resulta paradójico que el principal problema en el Ayuntamiento sea gastar tanto dinero. Usted ha heredado esa rica caja y más de cien proyectos atascados. Con estos mimbres le valdrá para todo el mandato...

—El mandato de 2011 a 2015 tocó embridar las cuentas, no había otra. Cuando se arruina el Ayuntamiento se arruina la ciudad. De 2015 a 2019 lo que tocaba era altura de miras y empezar a construir proyectos estratégicos. Se perdieron esos años y ahora nos toca hacer en un mandato lo que no se hizo en dos. Tenemos que poner la ciudad al día y elevar el discurso.

—¿Y eso es posible materialmente?

—Va a suponer un enorme esfuerzo, pero creo que sí, porque creo en el equipo que tengo, estoy notando en la Casa que hay motivación para ello y la ciudad lo está pidiendo a gritos. El ambiente que veo en Córdoba estos días es positivo y la sensación es que esto está cambiando; cambiando el ritmo y empezando a moverse los proyectos. Nos estamos encontrando con gente que quiere venir ya a invertir a Córdoba, y eso es importante.

—¿Y no teme que los propios tiempos administrativos, y de este Ayuntamiento en particular, acaben truncando esas expectativas?

—Francamente, no. Sí noto cierta ansiedad de ese cambio, se tienen ganas de que todo llegue y llegue ya, y eso es imposible. Ni yo, ni nadie. Tenemos cuatro años por delante, lo tengo perfectamente trazado en el programa y no debemos desviarnos de él, ir paso a paso. Estamos desbloqueando la climatización de colegios, el tapón de las licenicas se está atajando desde el primer momento, bajando los impuestos, el Centro de Ferias y Convenciones... Hasta ahora nada de lo que hemos empezado se ha truncado. Que a lo mejor no se puede hacer el cien por cien de todo lo pendiente, puede; pero sí un alto porcentaje.

—¿Lo que no haga en estos primeros años de mandato, lo hará después?

—No lo creo así. Estamos en una fase de toma de decisiones políticas. Estamos negociando en materia fiscal un acuerdo con Vox. Las demás son medidas de impulso en la gestión, lo que requiere es saber gestionar todo lo que tenemos por delante. Lo que sí debo impulsar ya es el Plan Estratégico de la ciudad, ordenar nuestras prioridades y una financiación para llevarlo adelante. Hay que adecuar ritmos con la capacidad de servicios.

—¿Cree que esta ciudad tiene un problema de autoestima?

—No sé si es autoestima. Sí es cierto que Córdoba es una ciudad muy importante y no nos lo creemos. Tiene una relevancia cultural, poblacional, patrimonial que no sabemos explicar fuera. Puede que nos hayamos recreado en nosotros mismos demasiado y se nos ha olvidado explicarlo fuera... Por ejemplo, el Festival de la Guitarra, 40 años que va a cumplir, y veo otros festivales con más impacto que el nuestro y no tienen más calidad. Esto hay que cambiarlo. Y luego está la autoestima de que no nos salen las cosas, esa sensación se va a romper porque no tenemos ninguna maldición bíblica encima que lo impida.

—Usted prometió en campaña una «bajada masiva» de impuestos. Sin embargo, el avance que presentó en julio no alcanza ese grado...

—Sí lo alcanza. Las valoraciones son complejas de hacer. La bajada de las Plusvalías, por ejemplo. Nuestras estimaciones en campaña eran una bajada de 8 millones, nadie puede saber con certeza qué impacto va a tener en 2020 porque depende del número de herencias y la valoración de los bienes. Estamos pendientes de las estimaciones y todo lo que dijimos que va a bajar, vamos a bajarlo.

—Pero usted planteó 60 millones de impacto en cuatro años, que correspondería a unos 15 cada ejercicio, y se han quedado en la mitad...

—Pero no porque hayamos rebajado el nivel de bajada de tipos, sino porque esas estimaciones eran complejas... No descarto que lleguemos a esa bajada, pero es difícil calcularlo de esa manera y acertar. En vehículos sí se puede saber cuánto recaudaremos de menos si baja el tipo un 3 por ciento, pero hay otros tributos que dependen de otros factores. Vamos a esperar cuál es el recorrido final.

—¿Quizás sea una cuestión de cautela a la hora de prometer, no cree?

—El problema no es la cautela, la cuestión es quién hace la estimación: una cosa es el PP con sus propios medios y otra el Area de Hacienda con sus técnicos, que actúan con más prudencia porque son funcionarios y deben actuar con prudencia contable. Pero insisto, lo que viene en el programa electoral, lo que se dijo en el discurso de investidura es tal cual sucede.

—¿Se ha convertido ya Vox en el principal partido de la oposición?

—No, no creo. Con Vox vamos a hacer como estamos haciendo ya con las ordenanzas fiscales un esfuerzo porque no tenemos una mayoría en el Pleno. También somos conscientes de que sus votantes y los nuestros tienen muchas cosas en común. Vamos a hacer esfuerzos por llegar a acuerdos, y entiendo que quien está en la oposición use armas de negociación.

—¿Confía, pues, en que saldrán adelante ordenanzas y presupuestos?

—Vamos paso a paso, ahora estamos con las ordenanzas fiscales y tengo confianza en que llegaremos a un acuerdo. Los últimos contactos son positivos. Luego empezaremos con los presupuestos. También es cierto que aquí hay muchas fuerzas políticas y no nos cerramos a tener acuerdos con otros. Entiendo que con los votantes de Vox y Ciudadanos se tiene una idea más parecida de ciudad, pero hay otras fuerzas que tienen otros enfoques y podemos llegar a acuerdos.

—¿Y habrá para 2020 unos presupuestos más expansivos dada la estabilidad presupuestaria que alega?

—Tendremos un presupuesto realista. Los presupuestos marcan la dirección política, pero no pueden ser una herramienta política para jugar. Si bajamos impuestos, no van a ser unos presupuestos expansivos, es imposible. Tampoco van a ser de recortes. Lo primero es ver cuánto vamos a ingresar, y a partir de ahí, repartiremos el gasto. Le aseguró que serán inversionistas, que habrá aumento de inversión.

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