FIESTAS

El chef Paco Morales da la bienvenida a la Velá de la Fuensanta con el sabor de los orígenes

La plaza del Pocito acoge el pregón de la «feria de septiembre», que llenará de vida el barrio hasta el lunes

Paco Morales en un momento de su pregón de la Velá de la Fuensanta este jueves ÁLVARO CARMONA

I. C.

Las campanas ya tintinean en la plaza del Pocito . Las llevan en sus manos los niños que corren hacia la pequeña calle del infierno de la Velá de la Fuensanta tras visitar al famoso caimán, que un día debió de ser una bestia temible y hoy resiste en los muros de la parroquia infundiendo más lástima que miedo. La «feria de septiembre» ya está en marcha y hasta el próximo lunes 9 llenará de vida el barrio con música, juegos y excusas para la convivencia.

Este año, la Velá ha tenido por pregonero a Paco Morales , el chef cuya Estrella Michelín reluce en un firmamento emitiendo su luz desde el vecino barrio de Cañero, donde se ubica su restaurante Noor . Pero antes de la alta cocina y los galones de la alta sociedad gastronómica estuvieron los galones del propio barrio. El chef empezó joven a moverse «entre fogones» porque su familia regentaba en la Fuensanta uno de esos establecimientos que diferencian a una ciudad y a otra en la selva de las franquicias.

Desde hace décadas, los pollos del Asador de Nati han bendecido las mesas de las casas de las gentes humildes de la Fuensanta y sus alrededores. Lo hacían mucho antes de que el hijo de aquella familia, Paco Morales, y su pareja, Mariana Tapia , exploraran desde Noor los menús de los reinos de taifas. En el preámbulo de la Velá no faltó un recuerdo para esa memoria que es, para la Fuensanta, colectiva, y para Paco Morales, familiar, pero que para ambos tiene el sabor inigualable de los orígenes.

Mientras Paco Morales subía al escenario del Pocito para anunciar la llegada de la Velá, la Virgen de la Fuensanta a la que honran las fiestas reposaba en la parroquia de San José y Espíritu Santo de su peregrinar por las diferentes iglesias de la ciudad. No regresará a su barrio hasta el sábado y el domingo 8 presidirá la tradicional eucaristía de la Fuensanta . A la espera de su vuelta, las campanitas seguirán sonando en el Pocito entre degustaciones populares, cantes de copla, fiestas infantiles y los ecos de las historias que aún cuentan los mayores acerca de un caimán, un cojo y una peligrosa riada .

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