Crónicas de Pegoland

Chaves Nogales

En Córdoba desempeñó uno de sus primeros cargos de responsabilidad que lo llevaría, con los años, a ejercer en alguna de las cabeceras más destacadas de Madrid

La consejera de Cultura junto a la directora del Centro Andaluz de las Letras en una exposición sobre Chaves Nogales Raúl Doblado
Rafael Ruiz

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SI se ha producido un gran acontecimiento editorial este año, ha sido la publicación por Libros del Asteroide de las obras completas de Manuel Chaves Nogales (1897-1944) , periodista sevillano que, según su propia definición, había hecho méritos para ser fusilado por cualquiera de los dos bandos.

Durante décadas, el autor de obras mayores como «A sangre y fuego», la espléndida biografía de Juan Belmonte y la espectacular historia del maestro Juan Martínez estuvo oculta a los ojos de todos, bajo un manto de desmemoria. Chaves, republicano, condenó la violencia mafiosa de todos los bandos de la Guerra Civil y murió en el exilio, lejos de un país dado a sacar la faca.

Primero de forma casual, luego de forma organizada, los libros del periodista andaluz se fueron expandiendo gracias al boca a boca, a la prescripción de críticos y expertos, hasta llegar al reconocimiento de lo que nunca tuvo que dejar que ser. Una referencia literaria y moral para españoles que no quieren que los españoles se odien y se maten entre ellos.

La periodista Eva Díaz Pérez , al frente del Centro Andaluz de las Letras , ha elaborado materiales para que Chaves Nogales se estudie en los centros escolares, paliando un error histórico. Bien hecho. Este que escribe se licenció en Periodismo en una universidad andaluza sin hablar ni un solo día del autor de «La ciudad», de uno de los reporteros más notables que dio su tierra. Y lo digo con toda la vergüenza que me sigue provocando.

Chaves Nogales escribió ese libro en Córdoba , donde nació su primer hijo. Era redactor jefe de «La Voz» , uno de los periódicos cordobeses que marcó la actualidad del primer tercio de siglo, sometido a numerosos vaivenes de propiedad y línea editorial.

Aquí desempeñó uno de sus primeros cargos de responsabilidad que lo llevaría, con los años, a ejercer en alguna de las cabeceras más destacadas de Madrid. Aquí formó su familia. Esta ciudad, sin embargo, no tiene ni una esquina, ni una plaza, ni una calleja dedicada a un gran escritor que fue uno de sus vecinos. Es el momento, alcalde, de remediar ese error y de reconocer, siquiera de forma simbólica, que Chaves Nogales es uno de los buenos.

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