Sociedad

Los chalés de lujo de bancos y fondos de inversión, en el punto de mira de los okupas de Córdoba

Dos mansiones en Sansueña se encuentran usurpadas en la actualidad, aunque llegó a haber hasta cinco

Mansión con piscina okupada en Sansueña este verano Valerio Merino
Rafa Verdú

Rafa Verdú

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Las mafias que controlan gran parte de la okupación ya no se conforman con pisos en zonas urbanas de crecimiento o en barrios de clase media. Han empezado también a operar en barrios residenciales de lujo , como ha ocurrido ya en El Brillante de Córdoba. ABC adelantó el pasado fin de semana la última usurpación ilegal, que tuvo lugar el 13 de agosto en Sansueña , donde termina la ciudad. En esa zona, más allá de las últimas casas ya solo hay monte. Domina la tranquilidad y se oye más a las chicharras que a los coches, lo que siempre indica que estamos más cerca del campo que de la ciudad. No hay bares, ni tiendas, ni oficinas , ni falta que hacen. Es un lugar a donde los cordobeses, quienes pueden permitírselo, van a descansar a casas unifamiliares con piscina, jardín y sombras.

ABC ha visitado un barrio cuyos residentes, en su mayoría personas mayores, se han unido para denunciar las consecuencias de las últimas okupaciones . Relatan cómo durante este verano se han producido dos entradas ilegales en casas de lujo que eran propiedad de bancos o fondos de inversión, a quienes nada importa las molestias que puedan causar los inquilinos. Aseguran, sin embargo, que ha llegado a haber hasta cinco viviendas okupadas con anterioridad, aunque tres ya fueron desalojadas y no han vuelto a suponer mayor problema.

En uno de los chalés usurpados vive ahora un matrimonio con tres niños pequeños ; en el otro, una heterogénea colonia con entre 8-10 personas al mismo tiempo , pero en la que sus inquilinos cambian casi cada día, según el relato de los vecinos. Por el momento, los problemas de convivencia que denuncian los residentes son los habituales : ruido, animales sueltos, broncas, música de madrugada, consumo de alcohol y según los vecinos también de estupefacientes. No ha habido, al contrario que en otras áreas con profusión de okupas, denuncias de amenazas, agresiones o por cuestiones de salubridad.

Los vecinos atienden en un directo a una televisión nacional en el día de ayer V. Merino

Es el temor y la angustia a lo que pueda ocurrir lo que atenaza y mantiene en sus casas a los vecinos, que se han unido en un grupo de unos 30 para dar parte a la Policía ante cualquier incidente. Gabriel , uno de los afectados, se echa a llorar cuando relata que « las personas mayores tienen miedo y ya ni siquiera se acercan a mi casa . Estamos en desamparo, ¿cómo nos puede ocurrir esto?». El residente sostiene que ni siquiera se ha ido de vacaciones este verano por miedo a que los okupas entren en su casa; en la de al lado lo hicieron incluso con alarma. «Ni siquiera salgo con mi mujer a tomar un café, y si salimos los dos para hacer algo tiene que venir mi hijo» para no dejar la casa sola.

«Las personas mayores tienen miedo y ya ni siquiera se acercan a mi casa»

Gabriel

Residente en Sansueña

Soledad , viuda que vive en Sansueña con una hija, es otra de las vecinas que ha decidido levantar la voz. Cree que estas okupaciones en una zona residencial tan retirada de la ciudad están «estudiadas, porque vinieron en el puente de agosto».

Cuando habla del chalé en el que los okupas nunca son los mismos, Soledad asegura que « esto no son personas necesitadas, sino chavalones que van cambiando ». Detalla cómo se mueven en monovolúmenes o incluso en taxi, de cinco en cinco. Esta semana, Emacsa cortó el agua a la vivienda «y la engancharon», lo mismo que ocurrió con el suministro eléctrico: «Endesa cortó el diferencial y el primer día estuvieron con linternas, pero el segundo ya estaba todo iluminado».

«Esto no son personas necesitadas, sino chavalones que van cambiando»

Soledad

Residente en Sansueña

En esa vivienda, explica Soledad, los okupas han eliminado impunemente cualquier dispositivo de seguridad , y no sólo las alarmas que tanto se promocionan hoy en día. Han desaparecido los barrotes ‘antiokupas’ (que no parecen haber servido de nada) y también la puertas blindadas de acceso. Al tercer día de usurpación, los vecinos sostienen que llevaron a una niña a la casa y, aunque han denunciado el caso a las autoridades, «nos dicen que denunciemos si vemos maltrato».

Casa okupada por una decena de personas en Sansueña, en una imagen de ayer Valerio Merino

Los habitantes de esta tranquila -hasta ahora- zona tienen miedo hasta de cruzarse con los okupas por la calle, sobre todo si van acompañados de sus animales, perros de razas peligrosas que, aseguran, pasean sin bozal y sin correa. «Por eso salimos con un palo de golf. No queremos agredir a nadie, sino que se cumpla la ley , por favor, porque ahora mismo estamos sometidos». Soledad, que lleva 32 años viviendo en el mismo sitio, concluye que «nunca habíamos visto esto».

Los vecinos no tienen quejas de la Policía (Local o Nacional), que acude con presteza cada vez que llaman. Tampoco, sostiene un hombre mayor que prefiere guardar el anonimato, «es por una cuestión de ideología» ni por las evidentes diferencias sociales pese a que los vecinos legales insisten en definirse como «trabajadores». Lo que temen es que esta situación, si nadie lo remedia, convierta a Sansueña «en un centro delictivo en general, abierto a cualquier posibilidad».

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