Historia
La cerveza que vino del frío en Córdoba
El marqués de la Mota de Trejo montó en 1920 la primera cervecera de Córdoba, que elaboraba La Mezquita
Hace un siglo, traer el hielo a Córdoba no debía ser tarea fácil. No había cerca neveros y la tecnología que por entonces existía para conservar y transportar el hielo era cara y poco conocida. Por desgracia, la canícula cordobesa, aun sin el cambio climático, ya apretaba, como relatan las crónicas de la época. «Llegaba poco (hielo) y en malas condiciones, de otros lugares, y nunca era suficiente para las necesidades del vecindario, que moría de sed, pues es sabido que en Córdoba el calor aprieta de modo desconsolador», decía en ABC el cronista Enrique Garro en mayo de 1920.
De aquella circunstancia supo aprovecharse el empresario y noble Carlos Quero Goldoni , marqués de la Mota de Trejo . En realidad, el avispado comerciante era marqués consorte; la verdadera aristócrata era su esposa, María de la Soledad Cabrera y Trillo. Quero Goldoni era, además, ingeniero de caminos, y su formación científica le permitió afrontar proyectos industriales aprovechando las últimas tecnologías de la época. Así que, si no había hielo en Córdoba, ¿por qué no fabricarlo en la ciudad?
Dicho y hecho. Para 1920 el marqués de la Mota de Trejo ya contaba con una imponente fábrica de hielo, ya desaparecida, en la calle Fray Luis de Granada , por entonces el extrarradio de la ciudad. La usina aparecía descrita así en las páginas de ABC así: «Su producción es grandísima, hasta el extremo de surtir a la población sobradamente y tener medios de enviar hielo a otras poblaciones».
Financiación
Para obtener financiación, el marqués se declaraba entusiasta de ciertos «procedimientos modernos» que hoy en día serían considerados como poco un fraude, posiblemente algo mucho peor. Quero Goldoni trajo a Córdoba el sistema Tonti , una asociación en la que varios inversores colocan su dinero en un fondo que se reparte en una fecha fijada de antemano entre todos los supervivientes. O sea, una ruleta rusa en la que el arma no es otra que el paso del tiempo. Aquel producto financiero, por llamarlo de algún modo, tuvo cierto predicamento en la España de principios del XX. Hasta que alguien se dio cuenta de que se podían acelerar las cosas si en la tontina (así se llamaba el sistema) se introducían armas. Cuando empezó a haber asesinatos («cuanto más vives, más ganas» era el lema del sistema Tonti ), las tontinas terminaron por por prohibirse y hoy ya solo existen en la clandestinidad.
Sea como fuera, el marqués de la Mota y Trejo disponía de capital para seguir abriendo negocios en Córdoba, y tuvo el ojo de montar uno nuevo ligado a su fábrica de hielo. A comienzos del siglo XX el consumo de cerveza en Córdoba y Sevilla era testimonial; es de suponer que los parroquianos de las tabernas cordobesas trasegaban el vino de la tierra, que aún no era Montilla-Moriles como tal (la denominación de origen no fue aprobada hasta 1932). Pero para 1920 en Andalucía se consumía «una cantidad enorme de cerveza», daba cuenta el periodista Enrique Garro. En ello tuvo mucho que ver la apertura en 1904 de la fábrica de la Cruzcampo de Sevilla, única de Andalucía y una de las pocas cerveceras existentes en España por entonces.
Si a los hermanos Osborne , fundadores de la marca del Gambrinus, les había ido bien con la bebida de malta, ¿por qué no montar una cervecera en Córdoba que incluso compitiera con ellos? Eso es lo que debió pensar Carlos Quero Goldoni cuando en el otoño de 1920 comenzó a vender cerveza fabricada en la ciudad. La marca que registró quedó para la historia de Córdoba: La Mezquita .
En aquella factoría, al lado de lo que hoy son los Jardines de la Avenida Cervantes , el marqués de Trejo llegó a fabricar 36.000 litros de cerveza diarios -frente a los 242.000 que puede envasar la actual fábrica de Mahou en la ciudad-.Pero no duró mucho al frente de la empresa: en 1927 ya había desaparecido del accionariado, que pasó a manos del Banco Central , según relata el blog especializado botellasserigrafiadas.
La fábrica cordobesa siguió trabajando incluso durante la Guerra Civil , aunque con altibajos, hasta que en 1940 la compró El Águila, que abandonó la marca La Mezquita para emplear la suya propia. La producción se trasladó a su ubicación actual en 1965, en un edificio ya emblemático. Tras varios cambios de manos, hoy Mahou San Miguel sigue produciendo cerveza en la ciudad. El círculo se cierra con la decisión de la empresa de recuperar la marca La Mezquita es mismo año, casi 100 años después de su verdadero origen.