Nati Gavira - Puerta giratoria

La certeza

En tiempos de desconfian está es la revolución de la confianza: la de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, donde hay 800 cordobeses

Cuando miles de jóvenes se concentran en una Jornada Mundial de la Juventud sin que se pueda enumerar ni un solo incidente entre ellos habría que invitar a algunos sesudos organizadores de eventos y a sus dispositivos de seguridad a que tomen nota. No es que sea fácil, o al menos es igual de complejo, que la organización de multitudes en otros contextos tan abiertos a la eventualidad. La diferencia, la enorme diferencia, es la actitud colaborativa y constructiva de cada uno de los convocados .

En tiempos de desconfianza extrema en Europa, ésta es la revolución de la confianza, la rebelión contra el miedo a cuenta de una certeza inamovible: la necesidad de restaurar los vínculos con el otro porque es tu hermano .

Los jóvenes cordobeses que están en Cracovia , ochocientos en total, han sido recibidos por familias polacas que les han abierto su intimidad y sus hogares , familias convencidas de que en el acto de acogida está el mandato del amor fraterno y de las que después se han despedido con lágrimas en los ojos, prometiendo un viaje de vuelta que los traiga hasta Córdoba.

La experiencia a todos los está dejando sin palabras, lo viven como una fiesta que no ha hecho más que empezar porque tras el encuentro con el Papa Francisco saben que su vida acabará cruzada por un gorgoteo en la garganta cada vez que recuerden su juventud y Polonia. Es para siempre. Todo lo que esperaban lo encuentran allí, ayudados y sostenidos por sacerdotes y seglares que no son nuevos en esto de las JMJ . Ellos les revelan una explicación vivida en primera persona para ese tipo de alegría y más tarde será otra de las certezas que los acompañen hasta Córdoba para seguir perteneciendo a la Iglesia.

Los jóvenes de las JMJ son gente alegre, convencida y entregada a un proceso de formación como cristianos que nos muestra una facción de la Iglesia a la que el discurso laicista, tozudo y miope, le da la espalda; prefiere confinarlo a una expresión minoritaria que se escapa puntualmente de las sacristías para después desvanecerse en el anonimato de la práctica católica, tan reducida en estos tiempos al ámbito de lo privado. Ellos están en la calle, han hecho miles de kilómetros para vivir un encuentro personal y colectivo con su Iglesia . Se llaman Manuel, Jesús o Lucía, de los barrios de Cañero y Ciudad Jardín, salieron de Córdoba a finales de julio para alcanzar en Cracovia el impulso definitivo hacia un modo de vida que les resulta pleno y feliz, nunca fácil .

Prepararon este viaje un año antes, vendieron pulseras, hicieron rifas, se privaron de salidas nocturnas y ayudaron a otros a amortizar un viaje al que otorgan toda la trascendencia y todo el significado porque lo realmente transgresor y rebelde es confiar, es amar y acoger la Vida con los brazos abiertos de par en par .

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