Pasar el rato
Cerca del sol
Aquí patrocinaríamos gustosamente un invento que alejase de Córdoba ese calentador que nos ha puesto la naturaleza
Encuentra uno en este periódico todo lo que merece la pena saber , y una parte de lo que no la merece, que en ocasiones resulta más interesante. Por eso lee uno este periódico, en tiempos en que se lee poco el periódico en España. La prensa moderna tiene más escritores que lectores. Dentro de pocos años, la gente no comprará el periódico para leerlo, sino para leerse. Poco más se puede esperar de la inteligencia humana después de esa experiencia sublime. La solución no está en el número de lectores, está en el número de escritores. Periódicos gordos como tesis doctorales , en los que cada ciudadano tenga su columna, su sección, su carta, su comentario. Nadie leerá a los demás, pero todos comprarán el periódico. Yo sólo leo lo mío, y soy de lo mío el único lector . Esta nueva visión del mercado periodístico no es incompatible con mantener los complementos tradicionales del medio: delitos, ministros, catástrofes, enfermedades, sexo, educación. Y para aliviar el luto, esquelas, cine, horario de misas y viñetas de humor. Gracias a este Gobierno, España ha avanzado tanto que apenas quedan alumnos, aprendices, curiosos, estudiantes. Casi todo el mundo ha alcanzado la sabiduría, y de eso se están beneficiando los medios de comunicación. La futura república se ha llenado de maestros, en permanente actitud podemita de pensar.
Decíamos que, por unas cosas o por otras, uno lee este periódico. Ya lo leía antes de escribir en él. Y lee a sus ilustres colegas de columna; a cada uno, lo suyo. El viernes pasado se publicó aquí un reportaje sobre el Sol, sobre el acercamiento del hombre al Sol, esa vieja aspiración de la humanidad. Se nota que la mayor parte de la humanidad no vive en Córdoba . A ningún cordobés sensato se le ocurriría buscar un contacto más estrecho con el Sol. Aquí patrocinaríamos gustosamente un invento que alejase de Córdoba ese calentador que nos ha puesto la naturaleza. Si el Sol es el astro rey, en Córdoba somos todos republicanos de las temperaturas. «Augusto soberano», que tiene «su regio trono en la mitad del cielo», así le cantó el insensato Espronceda . No nos consuela que el himno anuncie también la muerte del Sol en el final de los tiempos. No podemos esperar tanto para el apagón. Que venga a nosotros el gran Sánchez y derroque esa monarquía de fuego. Cuenta el reportaje que la Agencia Espacial Europea, en colaboración con la NASA, lanzó hace cinco meses una nave para acercarse al Sol todo lo posible y hacerle fotografías. Como si el Sol fuera un lugar turístico o una diva desdeñosa. La nave tardará todavía dos años en situarse a 48 millones de kilómetros del objetivo, que es, aproximadamente, la distancia que separa al PP del Gobierno de España. Desde esa altura, la máquina enviará a la Tierra imágenes de los polos solares. Un capricho de astrofísico sueco. Es un sarcasmo leer en Córdoba que la corona solar arde a más de un millón de grados centígrados. Como si nos reprocharan sutilmente que nos quejamos de vicio, invitándonos a tener conformidad con nuestros insignificantes 42 grados, un día y otro día y otro día. Que el alcalde Bellido invite a los fotógrafos espaciales a visitar Córdoba a primeros de agosto, y les eche de comer al aire libre, cuando la tarde cordobesa hierve a unos modestos 50 grados solares. Para hacer la digestión pueden pasear por la Avenida de la Libertad. Así sabrán lo que es el Sol.
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