Guerra Rusia-Ucrania
Casi 50 familias de Córdoba se ofrecen para acoger a niños de Ucrania
Una voluntaria prepara un vuelo desde el país invadido que traerá a 71 personas a la provincia
Un camión con 25.000 kilos de comida y material sanitario sale desde Córdoba a la frontera de Polonia
Ana Gerasimchuk, un 'ángel' de la recogida de ayuda para Ucrania en Córdoba

Córdoba destaca por su espíritu solidario . Ésta es la conclusión que se extrae de los datos que aporta Ana Cortés , una azafata de vuelo jubilada madrileña y que ahora vive en Vigo y que desde la ciudad gallega está ejerciendo como voluntaria de intermediaria entre la Junta de Andalucía y las familias de la comunidad autónoma que están interesadas en acoger a un niño o a una familia de Ucrania . Ana pertence a un grupo de particulares que gestiona la llegada de refugiados y que se llama Convoy Esperanza.
«En pocas semanas hemos recibido ochenta solicitudes de familias que se han ofrecido para que los refugiados se queden en sus casas hasta que la guerra termine, y cuarenta y siete con de Córdoba : el resto están en Sevilla, Huelva y Granada », indica la mujer. La mayoría de estos núcleos familiares que no tienen problema en abrir su hogar a las víctimas del conflicto armado se encuentra en la capital, y hay algunas con residencia en Lucena y en Posadas .
La labor altruista de Cortés ha encontrado en Córdoba un caladero de buenos corazones. «Llama la atención que en esta ciudad, más que en ninguna otra, hay muchos ofrecimientos para que se quede no solo un niño, sino el pequeño acompañado de sus hermanos , de sus madres e incluso de sus abuelas», apostilla la intermediaria.
«Me mueve mi condición de católica y ponerme en el lugar de quienes lo están pasando mal», declara una mujer que espera un menor
«Nuestros planes son traernos a España a unas cien personas de Ucrania, casi todos menores de edad, y 71 de ellas vendrán a Córdoba», agrega la voluntaria.
Su propósito se las ve ahora con los problemas en el transporte : en principio, Ana y sus colaboradores habían pensando en mandar dos autobuses a la frontera del país invadido por Putin para que los niños y sus progenitoras pudieran llegar a España, pero ahora han reorientado su planteamiento y se encuentran en conversaciones con Iberia para que flete un vuelo en el que se desplacen los beneficiarios de su iniciativa. «El pasaje se completaría con más refugiados que vengan por cuenta o de la mano de otras organizaciones», comenta.
La intermediación de Cortés consiste en ponerle a la Junta en bandeja de plata a los interesados en acoger a quienes huyan de las bombas. «La Administración se encarga luego de verificar la documentación, de pedir el certificado de penales o de asegurarse de que las familias de acogida reúnen las condiciones necesarias », indica.
¿Cuál es el perfil de los potenciales receptores de refugiados? Cortés asegura que no hay uno definido: «Hay de todas las clases, y prima la preocupación por echar una mano a quienes más lo necesitan en estos momentos», declara.
Ese espíritu generoso es el que guía los pasos de Pilar, una profesora con domicilio en el Norte de la ciudad de Córdoba que fue de las primeras en ponerse en contacto con el grupo de Ana Cortés. Casada y con dos hijos de corta edad, esta ciudadana señala que lo que le decidió fue constatar que «estamos viviendo una situación crítica que te impresiona mucho, porque aunque es verdad que siempre hay guerras, suelen ocurrir en países subdesarrollados, no en suelo europeo como pasa ahora», reflexiona.
«Me mueve también mi condición de ser católica y practicante, y eso me ayuda a ponerme en el lugar de la gente que lo está pasando ahora tan mal: pienso que si la guerra nos cogiera a nosotros me gustaría que alguien se ocupara de que mis hijos pudieran vivir en paz », completa Pilar.
La decisión no fue sencilla. «Primero lo hablamos mi marido y yo y cuando estuvimos de acuerdo lo comentamos con los niños , porque a ellos también les va a cambiar la vida. Sabemos que va a ser duro y nos estamos preparando: por ejemplo, hemos pedido que los dos niños que vengan con nosotros tengan más o menos la misma edad que nuestros hijos, para que la convivencia sea más fácil», resalta la profesional de la Educación.
«Nada de esto es nuevo, porque en nuestra cabeza siempre ha estado la idea del acogimiento, pero siempre pensando en niños de Córdoba: ahora, con lo que está pasando, tenemos la oportunidad de ayudar a personas de fuera de España», concluye.
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