ENIGMA
La casa de Fernán Núñez donde las puertas se abren y las luces se encienden solas
Una vivienda registra signos de presencia a pesar de no estar habitada
En una casa vacía pueden a veces pasar cosas, y todo sin que nadie la habite. Pueden aparecer los cajones en el suelo, en mitad de una habitación, o deshacerse la cama sola, o hasta que no se pueda entrar teniendo llave y sin que la puerta esté dilatada. Es lo que encontró el investigador José Manuel Morales Gajete en una casa de Fernán Núñez , y lo que cuenta en su libro «Enigmas y msterios de Córdoba» , publicado por Almuzara .
Allí acudió alertado por una joven que contó que en una casa propiedad de su familia, ahora abandonada, pasaban cosa raras. La casa, a poca distancia del Llano de las Fuentes y de la estatua de Moro, el perro de los entierros , no defraudó desde el principio, ya que la puerta no se abría con la llave. Unos vecinos contaron que no era la primera vez, y que en alguna ocasión se escuchaban voces en el interior. Otro se preguntó, con retranca: «¿Qué pasa? ¿Otra vez el duende haciendo de las suyas?» Y justo entonces se abrió la puerta, y comprobaron que no había nada que justificara la dificultad para abrir.
Amuletos
La casa había sido de un tío-abuelo de la joven , un hermano de su abuela, que al quedar viudo comenzó a huir de la soledad y empezó a evitar volver a su casa. Murió unos diez años antes, de una súbita enfermedad, y la casa pasó a la madre de la protagonista. Comprobó que estaba llena de imágenes de la Virgen, figuras religiosas y amuletos . Según José Manuel Morales, quizá para protegerse.
La cama se deshace sin que haya nadie y los cajones caen sin motivo
El padre es quien se ocupaba de la casa y cada vez que iba se encontraba una sorpresa. Un día era el colchón de la cama acuchillado, otro día un espejo roto, y otro un cajón caído en mitad de una habitación, no al pie del mueble correspondiente. «Y con las guías en perfecto estado», recuerda el autor. En su visita encontraron una luz encendida que no encajaba, porque el padre de la testigo era muy cuidadoso. Y una puerta abierta que el autor del libro encontró cerrada cuando antes había pasado por la habitación. Y había que descartar ocupaciones extrañas en un pueblo y con muchos vecinos .
Después volvieron en busca de psicofonías y encontraron que el medidor de campos electromagnéticos se disparaba al llegar a la salita de la luz encendida, al mismo tiempo que bajaba la temperatura. Entonces comprobaron que la cama estaba deshecha y la colcha arrugada, cuando en la anterior visita no era así. Las grabaciones, sin embargo, no ofrecieron ninguna psicofonía y lo que sucede en la casa sigue siendo un misterio.