El cartero de la felicidad

Coger lápiz y papel para escribir cartas a puño y letra . Pareciera cuestión de tiempos lejanos pero, cuando se escribe con el alma, hay que usar métodos de siempre. Esto es lo que hace Antonio Castilla Villén, de 38 años , natural de Pedro Abad , que hace felices a los demás, escribiendo misivas, que entrega a sus vecinos, a los que ensalza sus valores y acciones en el municipio. Aunque su expediente médico diga que es discapacitado, en realidad vuelca su talento en esta actividad. En el escritorio de su cuarto, repleto de sobres y folios, listos para ser completadas de palabras y sentimientos, se deja llevar, y comienza a escribir «mis cartas, que son de corazón y bonitas ». Siempre en esta línea positiva. Nunca jamás le escribiría «a la gente que no se porta bien», dice. Cada mañana, las reparte, en mano , a sus destinatarios. Y así lleva haciéndolo desde antes de la pasada Navidad. No se olvida de su primera carta, a su prima Rosi, con la que comenzó una travesía literaria emocional, como cartero de felicidad , que ya suma más de 230 escritos. Sin pedir nada a cambio, algunos remitentes, premian esta labor con detalles de cariño o regalos. «No lo hago por eso, sino para que la gente sea feliz», afirma.

Entre sus entregas, hay favoritas. La de su madre, Rosa. La destinada a los miembros del Coro de Apóstoles de Nuestro Padre Jesús Nazareno, «que emocionó a todos». A su amiga Fernandi, que recordaba la historia de ella y su familia. Incluso, impulsado por la carta a su inseparable amigo Pepe Ruiz Laín , miembro de la Centuria Romana , terminó escribiendo carta a cada uno de los 50 miembros de la centuria. Tanto la alcaldesa, Magdalena Luque , como el concejal Rafael Arenas tienen ya la carta de aprecio de Antonio Castilla.