Perdonen las molestias

La carta

La misiva del agravio es la última bala de un alcalde: el de Jaén jugó y perdió

Políticos municipales de la ciudad de Jaén ABC
Aristóteles Moreno

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Lo que el señor alcalde de Jaén ha querido decir realmente en su entrañable carta dirigida al presidente del Gobierno es que es una pena que la señora vicepresidenta no haya nacido en Torredonjimeno . Si hubiera venido al mundo en Torredonjimeno, y no en la cordobesa localidad de Cabra, la base logística del Ejército de Tierra tendría hoy sus posaderas colocadas en la ciudad de Jaén en base a criterios técnicos, objetivos, rigurosos y bien fundamentados.

La misiva entonces la hubiera firmado de puño y letra el señor alcalde de Córdoba . Palabra por palabra, coma por coma y agravio por agravio. Los cordobeses a estas alturas estaríamos indignados ante tamaño atropello y exigiríamos a voz en grito la inmediata revocación de una decisión que comporta réditos multimillonarios, casi 2.000 nuevos puestos de trabajo y la revitalización de la industria auxiliar asociada.

Vemos la colección de epítetos descarnados del regidor jiennense vertidos sobre el papel y nos estamos viendo a nosotros mismos al otro lado del espejo. La historia de España está plagada de efectos ópticos como este. Crees estar viendo el comportamiento reprobable de tu vecino y, en realidad, el señor que tienes enfrente eres tú.

El escrito del señor alcalde de Jaén es una carta tipo para denunciar el nepotismo secular del aparato administrativo de nuestro querido país. Todos los regidores guardan una idéntica en su cajón. Si tienen un ministro a mano que haya nacido en un simpático pueblo de la provincia, lo atosigan por teléfono hasta la extenuación y apelan a los lazos inextinguibles que les une a su tierra. Si no, desempolvan la carta tipo de la gaveta y montan el guirigay de los agravios territoriales.

Para ser precisos, la misiva de la que hablamos es la última bala del revólver de un alcalde. Las cuatro primeras se disparan en el terreno del ventajismo político, la competencia feroz, la propaganda y el tráfico de influencias. Todos conocen las reglas del juego. Y todos juegan. Si das en la diana, te invistes ante tus votantes como el gran benefactor de tu pueblo. Si yerras, levantas las cartas y apuntas el cañón contra la vicepresidenta de turno.

El alcalde de Jaén jugó y perdió . Aunque ahora nos quiera hacer creer todo lo contrario.

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