Contramiradas
Carlos Domínguez-Nieto, director de la Orquesta de Córdoba | «Para mejorarla falta voluntad política»
Debutó con solo 23 años y ha dirigido ya más de 2.300 conciertos. Vive a caballo entre Alemania y Córdoba, donde lleva la batuta de la Orquesta desde 2018
Con solo tres años vio tocar el piano al abuelo de una prima. Y dijo: «Eso lo quiero hacer yo». Tardó cinco años en convencer a sus padres. Con ocho le compraron el dichoso piano y lo apuntaron en el conservatorio. Dos meses después lo llevaron al Teatro Real para ver una orquesta rusa. Y dijo: «Yo quiero hacer eso». Y eso ha sido. Director de orquesta. El trayecto no ha sido un camino de rosas. Nada menos que 18 años de estudio . Que se dice pronto.
O sea, para ser director de orquesta hay que ser terco.
Es que para estudiar dirección, primero hay que estudiar solfeo . Luego, instrumento . Luego, armonía. Luego, contrapunto . Luego, composición. Y entonces ya puedes empezar a estudiar dirección de orquesta .
Y nunca le tentó la idea de tirar la toalla.
No. Yo quería estar ahí. Siempre fui muy cabezón . Soy tauro . Y tenía la música entre un cuerno y otro.
Entonces se dio cuenta de que la mayor parte de los compositores eran alemanes . Y se le metió en la cabeza aprender alemán. Hizo un viaje con sus padres para conocer las escuelas superiores de música de Austria y Alemania : Viena, Estrasburgo, Múnich y Hamburgo . No pasó de la primera. Aprobó el primer examen y allí se quedó. Todo lo que vino después ha sido una aventura fabulosa por la música. Ha dirigido decenas de orquestas y más de 2.300 conciertos. Ahí es nada. Nos recibe, cómo no, en un palco del Gran Teatro.
¿La música o la vida?
La vida. Sin vida no hay música.
«Este Gran Teatro es bonito pero no es un buen teatro para hacer música»
¿Y cuántas renuncias hay debajo del apabullante currículo que tiene?
Muchas. Hay renuncias todos los días. Estar en Córdoba es una renuncia para mí porque mi familia vive en Alemania . Esto es muy sacrificado.
Debutó con 23 años en la Filarmónica de Buenos Aires. ¿Se aburría en el botellón?
Nunca me ha gustado demasiado. Y en las discotecas tengo un problema: hay demasiados decibelios y me hacen daño.
Cuando sus amigos se metían en la discoteca usted se iba a estudiar.
No. Yo tenía amigos con los que iba a sitios más tranquilos y podíamos charlar. Te tomas una copa y charlas. No hay por qué emborracharse.
Para debutar con 23 años hay que tener madurez y mucho trabajo detrás.
Yo ya llevaba tres años en Viena y cinco dedicados completamente a la música. Fue una experiencia increíble en el Teatro Colón , que es tres veces más grande que el Gran Teatro .
¿No le temblaban las piernas?
No. Me lo pasé genial. Yo no me pongo nervioso al salir. Es verdad que el cuerpo está con adrenalina . Preparado. Hay muchos artistas que se pasan el día tomando pastillas . A mí eso no me ha pasado nunca. De hecho, en mi juventud tenía alergia y, cada vez que tenía que tocar el piano en un concierto, cinco minutos antes el cuerpo echaba adrenalina y se me quitaba la alergia .
Tiene el miedo bajo control.
¿Pero miedo por qué?
Somos seres vivos y es un sistema de alerta.
Tengo compañeros que están hechos un flan antes de salir. Yo me lo paso muy bien.
¿Dirigir o tocar?
Dirigir es tocar. Cuando me preguntan qué instrumento tocas, yo digo que la orquesta . Es un instrumento que se toca sin contacto directo. Si yo muevo las manos, sé como va a sonar la orquesta. Es el instrumento más rico que hay.
¿Le gusta dirigir porque le gusta mandar?
No tiene nada que ver. A veces tienes que dar órdenes. El músico cuando toca bien es cuando toca libre. Es muy importante. No a base de órdenes. El director no es un policía de tráfico , sino que hace que la música fluya.
Es usted el quinto director de la Orquesta de Córdoba. ¿Qué sello ha venido a poner?
Mi objetivo siempre ha sido intentar que la Orquesta suene lo mejor que pueda sonar. Este teatro es bonito pero no es un buen teatro para hacer música. Hay que conseguir que suene lo mejor posible. Más no es posible. La Orquesta tiene un nivel grande y hay que conseguir que cada uno dé lo máximo. Cuando llegué, no tenía esa sensación. Ahora están tocando muy bien y se puede seguir más todavía. Para que toquen mejor hay que cambiar las condiciones, tanto acústicas como los instrumentos.
«La música ayuda a desarrollar el cerebro de los niños. Yo la pondría en todos los colegios»
Su predecesor llevó la Orquesta a la prisión y al hospital. ¿A dónde la quiere llevar usted?
A todos los sitios que podamos ir. De hecho, el año pasado fuimos a sitios distintos en Córdoba . Para eso hace falta mucha organización y ahí llegamos al problema de que a la Orquesta le falta personal. Ir a un concierto a la Corredera tiene un trabajo tremendo de oficina y técnico. Necesitaríamos urgentemente personal. Y apoyo político.
Usted dice recurrentemente que falta personal. ¿Alguien le escucha?
Escuchar es una palabra maravillosa . Y no sé si quiera si alguien me oye. Nos falta personal administrativo y artístico. Hay instrumentos que tenemos que alquilar. Nos faltan 20 plazas. 16 en la Orquesta y cuatro en la oficina. Pero claro: son 20 sueldos más. Y lo que se ha conseguido en otras orquestas andaluzas aquí todavía no. La Orquesta está desbalanceada. Tenemos tres trombones y, por cada uno, deberían tocar como mínimo cuatro violines. Es decir, doce violines. Y tenemos nueve. Entonces tengo que decirle a los trombones que toquen más piano y a los violines más fuerte. ¿Qué pasa? Que los violines se lesionan. Y tenemos a los dos concertinos enfermos. Esto a un político es muy difícil explicárselo.
Tienen oído duro.
Sí, pero la clave de un gran político es dejarse aconsejar por la gente que sabe. Que pregunten. No solo aquí sino a otros profesionales.
Falta dinero.
No. Falta voluntad . Dinero hay. Con el auditorio igual. Hay dinero y hay sitio para hacerlo.
También dijo lo siguiente Lorenzo Ramos: «Nosotros no hemos escogido a la música. La música nos ha escogido a nosotros». ¿Correcto?
Todo el mundo tiene un nivel básico musical . El 99% de la población puede cantar, pero no se hace. ¿Por qué los alemanes cantan más? Por su tradición. Todo el mundo tiene un talento básico. Ahora bien: para llegar a determinados niveles es una combinación de talento y trabajo. Todo el mundo puede tocar un instrumento. Yo lo pondría a todos los niños y en todos los colegios . Eso ayuda al cerebro a desarrollarse.
¿Y qué quitaría?
Por ejemplo, hay cosas que se aprenden en matemáticas que se pueden aprender más adelante. Se agiliza más el desarrollo mental cantando que con muchas de las asignaturas que tenemos. Y cantar en un coro aporta mucha sociabilidad.
La Orquesta cumple 30 años. ¿Está en lo mejor de su vida?
Es difícil decirlo. Yo no la he vivido en otras épocas. Está en un buen momento. Empieza a producirse un cambio generacional, los jóvenes tienen más oportunidades y están tocando con mucha ilusión.
Y los músicos se van haciendo mayores. ¿La madurez es un valor a preservar?
Sin duda. De los mayores siempre se puede aprender. Lo que pasa es que hay un momento en que la curva baja y es importante que la persona mayor tenga la posibilidad de descansar para que los jóvenes tengan una oportunidad. Los jóvenes traen la energía y los mayores la experiencia.
¿Cómo habéis sobrevivido a la pandemia?
Con mucha ilusión, sobre todo. Vimos desde el comienzo que teníamos que seguir en contacto con nuestro público y buscamos distintos tipos de proyectos. Hicimos hasta música por teléfono. Y, cuando hemos podido, hemos vuelto al día a día. En Alemania sigue habiendo restricciones y aquí hace meses que estamos al cien por cien de aforo.
¿La cultura es la primera víctima del Covid?
No creo. La primera ha sido el mundo sanitario. Aunque nosotros hemos tenido muchas consecuencias. En otros países está mucho peor la cultura.
Dirige regularmente orquestas en Alemania. ¿Funcionan como un Mercedes?
Hay Seat que son muy buenos también. La mentalidad es distinta y hay otra forma de trabajar, pero no hay más talento. La disciplina la trabajamos mucho en esta Orquesta . Hay orquestas en Alemania que son terribles y orquestas en España que son maravillosas.
¿Y si no hubiera sido músico?
No me lo puedo ni imaginar.
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