Mayo Festivo

Las dos caras de las cruces de Córdoba

El botellón y el amor a la tradición floral, la dualidad de una fiesta popular

J. M. COLLANTES

Botellones contra la pasión por la tradición. Sanciones y seguridad privada para permitir dormir a los vecinos al lado de ornamentos florales. La dualidad es protagonista de una fiesta que acaba de empezar, las de las Cruces, enmarcada en el Mayo Festivo y que bien podría ser el reflejo de lo que va a pasar a lo largo de toda la temporada alta cordobesa. Porque si algo es cierto, y en ello coincide todo el mundo de los encuestados por este periódico, es que si el inicio del mayo muestra una cara tan buena en materia de participación y visitas , también en su rostro más negro.

Es precisamente ese ambiente el que acaba atrayendo a jóvenes que únicamente quieren divertirse con independencia de que haya Cruz o no. « Sí hubo botellón, a pesar de la cantidad de personal que había pendiente del tema, porque es algo francamente difícil de controlar», se lamentó Murillo. En su caso, la barra y la Cruz no se ven afectados pero «sí la imagen que se da a los visitantes».

Y es que la zona, con dos cruces muy próximas una de la otra (la de la Expiración está justo detrás de Santa Marina) se ha convertido en un «amplio espacio con música, donde muchos jóvenes ven una oportunidad para traer sus bebidas y estar con música en la calle». En el caso del Resucitado, ellos han puesto de su parte, y bastante. «Nosotros hemos llegado a un acuerdo con Alvear para que no entreguemos absolutamente nada en cristal, ni siquiera botellas, por lo que lo que luego acabamos recogiendo nosotros sabemos perfectamente que no ha sido cosa nuestra», sentenció.

«No es tan bestial como en años anteriores, pero se ha notado; ahora bien habrá que esperar a ver qué pasa este fin de semana», apuntaron a este periódico vecinos cuya puerta daban justo de frente con las escaleras del Bailío . Allí se han detectado grupos de jóvenes (sin las típicas bolsas de plástico hasta arriba de bebidas) que iban a beber fuera del ámbito de la Cruz de la Paz y la Esperanza. «Claro que había Policía, pero no les decían nada», aseguraban los vecinos.

Pero no es de extrañar que tanto en el Bailío como en la plaza Conde de Priego hay tal concentración de personal. Ambas hermandades se preocupan por tener una Cruz con barra y no una barra con Cruz. «Nuestra idea este año ha sido hacer un homenaje a la mujer cordobesa, de ahí los tonos rosados y pasteles de este año en las flores», apuntó Murillos, quien destacó que el responsable de cultos, Eduardo Heredia, «la pensó hace ya un años, como ya tenemos concebido lo que haremos el año que viene».

Para ello se ha destinado unos 6.000 euros . En el Bailío, la Cruz no muestra los tonos rojos de años anteriores y también se ha suavizado. «Queremos innovar y destacar lo puramente cordobés, como el pozo, la bodega y elementos taurinos en un hermanamiento entre Cruces y Patios», señaló, por su parte, Aguilar. Para ello, la inversión ha llegado a los 3.000 euros con el objetivo de cuidar las formas.

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