Luis Miranda - Verso suelto
Capitubares
El tiempo dirá si la peatonalización pone patas arriba la calle y la siembra de terrazas con cerveza y arroz
![Aspecto de la calle Capitulares en plena reforma](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2017/01/05/s/calle-capitulares-obra-kryH--620x349@abc.jpg)
De todas las decisiones de calles que se cortan para siempre al tráfico y se llenan de maceteros y mesas, ninguna es tan extraña y casi improcedente como la de Capitulares. Como pasó con Cruz Conde, el Ayuntamiento se ha venido arriba con el paso de los meses y ha decidido que al final no la pisen ni autobuses ni taxis, y que el solar que alguna vez se llamó plaza del Salvador se quede hermanado con otras vías en magnolios, veladores y seguramente molestias para los pocos residentes que todavía aguantan en el Centro.
Hace mucho tiempo que peatonalizar una calle se entiende como un bien en sí mismo y quizá como una tendencia insalvable. Decidir que por una vía no pase el transporte rodado ya funciona en la mente de quienes lo decretan como un acierto que no precisará de evaluaciones posteriores donde se tenga en cuenta qué ha mejorado y qué ha empeorado a partir de entonces. Por eso casi nadie chista cuando se dice que Capitulares va a ser peatonal y hasta se añade que la siguiente será Claudio Marcelo , como si impedir el tráfico sin piedad ni alternativas, y sin tener en cuenta los beneficios de que un coche pueda pasar por la calle, fuese el horizonte al que se tiene que encaminar toda Córdoba. Y antes que nada, servirá para hacer más tortuoso coger el coche y a que ciertas líneas de autobuses sean más delirantes y menos útiles.
Los enamorados del paseo por la amplitud de Cruz Conde disfrutando de los escaparates tienen que saber que en Capitulares no van a encontrar tan rápido lo mismo. Para empezar es una calle corta y con pocos locales. Hay cafeterías, sí, pero todavía son del tipo castizo que no hace mucho ensalzaba a mi derecha Rafael Ruiz: bares de interior amplio, sin velador y con barra, de parroquiano que entra dando los buenos días y le preparan el café sin pedirlo, con tragaperras y televisión y mesas muchas veces reservadas para los clientes de todos los días. Un lujo para pocos en estos tiempos de sombrilla, calentador y cigarrillo en la calle aguantando el soniquete de las rumanas.
Al cabo de un par de años se verá si la calle se pasa a llamar Capitubares y la peatonalización la ha puesto patas arriba y la ha sembrado de terrazas con tubos de cerveza y arroz los domingos. Por lo pronto no sé si es un poco frívolo cortar al tráfico una calle rodeada por otras que siguen siendo esenciales para el tráfico y alejada de los sitios más transitados por los cordobeses. Se quiera o no se quiera, a diario la calle Capitulares es todavía la del Ayuntamiento, un sitio al que se suele ir a registrar escritos de queja, cambiar la cuenta del banco en que se reciben las estocadas de los impuestos y hasta pagar alguna multa. Como para tomarse una copita luego y celebrarlo.
Porque ahí está otra clave: si se quiere ganar una calle para uso y disfrute, no tiene mucho sentido que la acera derecha no exista para el comercio y la hostelería. Igual es otra idea de este Ayuntamiento emprendedor, que igual que sueña con ampliar sus tanatorios municipales y quiere meter en nómina la ayuda a domicilio, a lo mejor sueña también un bar público y de calidad, con funcionarios en las cocinas y atendiendo a las mesas y respeto escrupuloso de horarios y derechos adquiridos: «¿La mayonesa de la ensaladilla dice, caballero? Va a tener que conformarse, que la compañera que la elabora es partidaria de la jornada de 35 horas y ya ha dado de mano...».