El cáncer desde dentro en Córdoba: una enfermedad que padece toda la familia

«Cuando hacía la residencia , me imaginaba que mi trabajo en Oncología iba a ser desolador» cuenta la oncóloga cordobesa Mayte Cano , una médica que lleva desde 2005 dando unos de los peores diagnósticos que se pueden dar en un hospital, el de cáncer. Recuerda su estancia en la planta de Oncología como «muy dura» porque «todos los pronósticos eran bastante complicados». «Pero en consulta el cáncer es, cada vez más, una enfermedad crónica con la que el paciente convive» cuenta Cano que, a pesar de las historias con un final para nada de cuento, quiere «lanzar un mensaje positivo porque asociamos el cáncer a la muerte y cada la supervivencia es mayor , los pacientes tienen una mejor calidad de vida y los tratamientos tienen menor impacto en el aspecto».

Eso es gracias a los avances en tratamientos y a los nuevos fármacos «que permiten poder personalizar los tratamientos a cada persona». Paradójicamente, lo que no es individualista y personal es la enfermendad en sí misma, «cuando un cáncer se diagnostica a un paciente, la enfermedad la va a sufrir toda la familia , el núcleo más cercano» explica Mayte que recuerda los casos más complicados, los de los niños. «Aunque a mi me llegan chavales ya con 16 años, para mí son niños y son los casos que más marcan porque es antinatural que unos padres vean enfermar y morir a sus hijos» cuenta la médica que recuerda el caso de una joven que «resistía y luchaba contra la enfermedad en la camilla mientras los padres nos pedían que dejara de sufrir».

Ante la « conspiración del silencio » por la que optan algunas familias, intentando ocultar al paciente los aspectos más dolorosos del diagnóstico, Mayte aconseja: «El enfermo que es consciente de lo que le ocurre, lo asimila mejor y conocer lo que le va a pasar hace que sobrelleve el tratamiento de una forma más positiva». Porque a pesar de que «la palaba cáncer, la primera vez que la escuchamos, nos deja en shock, la actitud con la que se afronte es fundamental» cuenta esta oncóloga que a pesar de llevar más de una década «dando noticias que no te enseñan a dar en la facultad», se sigue sorprendiendo con la s ganas de vivir «que demuestran la mayoría de los pacientes incluso los que son conscientes de cuál va a ser su final».