Rafael Aguilar - EL NORTE DEL SUR
La campiña negra
El alarmante incendio de la planta de Recicor XXI, con las brasas aún calentitas, tiene tintes desasosegantes

LA columna de humo espeso que ha preocupado durante toda esta semana a la ciudad ha tiznado el color de la Campiña, ese territorio tan mitificado por esa cierta izquierda que la sigue adjetivando, y lo que le queda, como Roja, así con mayúsculas por el papel que la comarca jugó durante la Guerra Civil. El alarmante incendio de la planta de Recicor XXI, con las brasas aún calentitas, tiene tintes desasosegantes.
El primero es que e l papel fiscalizador del departamento de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha sido francamente mejorable: el propio delegado autonómico competente reconoció a este periódico —a los tres días del siniestro, todo un dechado de rapidez de réplica y transparencia— que la empresa en cuestión había cometido ciertas infracciones. Nada preocupante (?) que le hiciera cuestionarse al Gobierno regional si las instalaciones habían de seguir abiertas. A saber: algunos residuos peligrosos superaban los plazos de almacenamiento establecidos, el etiquetaje de los productos depositados era defectuoso, y el muestreo de emisiones a la atmósfera no era el correcto. El círculo del despropósito se cierra con las dudas del delegado de marras acerca de si las cenizas depositadas en el vertedero provienen de la central térmica de Puente Nuevo —no pudo o no supo aclararlo— y, además, por la presencia de amianto junto a la zona arrasada por las llamas.
El PSOE no se ha visto en otra para desmontarle a sus socios del ala izquierda la leyenda de la Campiña, que lo mismo sirve, a lo que se ve, para mantener fresca la herida de la contienda fratricida que para poner patas arriba el Plan General de Ordenación Urbana. El concejal Emilio Aumente, que es perro viejo, astuto y hábil, lo ha dicho con firmeza hace nada sin inmutarse: «Hay que hacer un estudio muy pormenorizado sobre las licencias que se están concediendo allí, porque quizás no sea el sitio idóneo para albergar fábricas», ha declarado para echar sal en el desencuentro con Izquierda Unida acerca del traslado de Cosmos.
Claro que lo que el teniente de alcalde socialista está verbalizando no es más que la constatación de que el pacto de gobierno hace aguas en ciertos temas que no son precisamente menores: ahí estuvo este martes la fresca que le soltó la delegada de Promoción de la Ciudad, Carmen González —que por su edad no ha alcanzado la categoría de perro político viejo pero como si lo fuera por la soltura y hasta el descaro con los que se desenvuelve— a Pedro García, el jefe de filas de IU: « Si usted se preocupara tanto por su partido como por el nuestro igual el suyo no desaparecería», le espetó en medio de un debate del Pleno acerca del apoyo del Ayuntamiento de Córdoba a los policías y los guardias civiles cordobeses destacados en la Cataluña convulsa de esta semanas. «Y sin embargo, te quiero», le faltó añadir a González.