Sucesos
En el campamento rumano de Córdoba: «Yo dormía fuera por el calor, y en 20 minutos ardió todo»
Uno de los inmigrantes que malviven en la colonia del polígono Pedroches relata cómo fue el incendio de ayer
A un kilómetro de la joroba de Asland , allí donde termina —o empieza, según de donde se venga— Córdoba, el fuerte olor a quemado aún se notaba a media mañana de ayer. Eran los restos, aún humeantes, del último incendio que ha tenido lugar en un campamento de inmigrantes rumanos ubicado en el extrarradio de la ciudad. Éste, con unos 15 habitantes contando varios menores , se encuentra más allá de las cocheras de Aucorsa, atrapado entre el arroyo Pedroches, las vías del Ave y la raqueta de la Avenida Agrupación Córdoba.
En la madrugada del jueves al viernes ardió allí un montón de basura acumulada sin que hubiera que lamentar heridos.
El campamento rumano se asienta sobre lo que parece un viejo cortijo o nave industrial . Varias de las estancias han perdido los techos. Otras, incluso los muros y paredes. En el centro hay un gran patio del que casi la mitad está tomado por la basura: neumáticos, plásticos, muelles, forjas de hierro y metal, muebles y un montón de cosas con formas y usos indefinibles . «Es chatarra», dice Danilie (29 años), uno de los habitantes rumanos del asentamiento, poco antes de prometer que en cuanto se apaguen los últimos rescoldos él mismo retirará toda esa pila de desperdicios que, asegura, « es de otra familia que vivía aquí antes y lo llenó de mierda». Puede que lleve razón: la escombrera aún se aprecia en su totalidad desde Google Maps, que no se caracteriza por tomar fotos del día —tienen hasta tres años de antigüedad—. Puesto que ya estaba allí cuando el satélite tomó la imagen, probablemente lleve tiempo acumulando desechos.
Esa montaña de residuos es lo que ardió en la madrugada del jueves al viernes, en torno a las tres de la mañana. «Yo estaba durmiendo fuera por el calor, y en 20 minutos ardió todo» , dice Danilie en un español mucho más que correcto. Los bomberos no tardaron en llegar. «Unos diez minutos» desde que se dio el aviso, apunta Danilie , y tras cuatro horas combatiendo el fuego lograron controlarlo, sobre las 8 horas de la mañana. Sofocado el incendio, los adultos volvieron, como si nada, a sus quehaceres diarios («vivimos de la chatarra y de recoger cosas por las calles», explica Danilie). Los menores , al menos dos según pudo comprobar ABC, se quedaron en el asentamiento a cargo de Danilie, que también debía vigilar si el fuego se reavivaba. Se mostraba preocupado por ello, y no sin razón, pues los bomberos de Córdoba tuvieron que volver al campamento sobre las 10.30 horas para terminar el trabajo.
No es la primera vez que se produce un incendio de estas características en un asentamiento rumano en Córdoba. Ya ocurrió, por ejemplo, hace justo dos años en las antiguas naves de Calmante Vitaminado , donde vivían 70 inmigrantes rumanos. O en 2012 junto al arroyo Rabanales, cuando ardieron 10 chabolas sin que, casi de milagro, hubiera heridos. Ayer el fuego tampoco llegó a tocar las infraviviendas, apenas unas pocas chozas empotradas en un galpón que amenaza con derrumbarse de un momento a otro. «No pasa nada, si se cae, lo hace hacia fuera», apunta Danilie sin darle más importancia.
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