Integración
El camino hacia la inclusión en Córdoba
Ricardo Corbo y David Pedraza son compañeros de piso y tienen un empleo gracias a Prode y su programa de trabajo
El acceso al mercado laboral, la inclusión, el avance en la autonomía personal, la mejora en la calidad de vida o el bienestar son algunos de los retos que viene marcándose día a día la Fundación Prode desde hace ya treinta y cinco años. En 1984 nacía una asociación cuya historia se ha cimentado en la lucha por alcanzar el mayor grado posible de inclusión social y dejar atrás los estigmas con los que la sociedad castiga a las personas con discapacidad intelectual.
Uno de los caminos que sigue Prode para alcanzar su objetivo es el de « Vida Independiente », un servicio que ofrece orientación, formación y apoyo a las personas que viven o aspiran a vivir de forma independiente. Alejado del concepto de vivienda tutelada donde los usuarios tienen apoyos constantes, las personas incluidas en el proyecto «Como en casa» reciben apoyos intermitentes para lograr seguir las directrices y pautas marcadas destinadas a la autodeterminación, normalización e inclusión en la comunidad de las personas con discapacidad intelectual.
En este programa participan Ricardo Corbo y David Pedraza , dos personas con discapacidad intelectual que forman parte de la Fundación Prode y, desde hace dos meses, son compañeros de piso.
Ricardo Corbo es natural de Peñarroya, pero desde hace algún tiempo pasa más horas en Pozoblanco, gracias a su trabajo en un lavadero de coches . Lleva más de año y medio recibiendo a clientes que asegura que se marchan «muy satisfechos» con la limpieza que hace de sus vehículos.
« Mi vida ha cambiado totalmente , yo antes tenía un taller que tuve que cerrar porque estaba mal de trabajo y el mundo se me cayó», explica Corbo en un lugar de trabajo que «me ha devuelto la vida». A esa rutina hay que unirle la que realiza en casa, en ese piso que le ha dado la oportunidad de poder vivir alejado de la tutela familiar por primera vez. «Es la primera vez que vivo solo, sin mi familia, ahora puedo buscar una casa para vivir sin nadie, es importante y nos va muy bien teniendo en cuenta que tenemos que seguir unas pautas para dejar las cosas bien ordenadas y limpias», relata.
En el caso de David Pedraza, su relación con Prode empezó en 1999 después de haber estado en centros de menores y ha pasado por varios estadios hasta alcanzar esta cuota de independencia. Pedraza encuentra en este proyecto un puntal fundamental para su vida porque rehúye de las condiciones impuestas, le gusta tomar sus propias decisiones y no sentirse encorsetado.
Pedraza trabaja en el Centro de Vehículos Pesados de Pozoblanco donde se encarga de «vigilar, que nadie se cuele, apuntar remolques y echar un vistazo en general». Un trabajo que le lleva a tener semanas donde trabaja de mañanas, de tarde y otras de noche. De momento, se siente en el camino adecuado para poder cumplir sus expectativas y acabar viviendo en un piso «sin protección» pero con las ideas claras a través de las pautas adquiridas gracia al trabajo realizado en este proyecto de la Fundación Prode.
Los dos compañeros se quedan en su vivienda, cada uno con sus tareas, con esa historia que es la suya, pero con el convencimiento de que aquel objetivo inicial que Prode se puso en la base de su nacimiento ha avanzado mucho hacia su consecución. La palabra inclusión ha alcanzado otra dimensión , las personas con discapacidad intelectual reconocen que «la sociedad está más preparada» para esa inclusión total.
Noticias relacionadas