CALLEJERO SENTIMENTAL DEL CASCO ANTIGUO

Calle Isabel II: patio de concurso y casa de paso

No es calle de paso, hay que buscarla en la Córdoba profunda del barrio de San Pedro y recorrerla para apreciar por mayo sus patios de concurso y atravesar la casa de paso hasta desembocar en la plaza de San Eloy

Calle Isabel II, en Córdoba FOTOS: VALERIO MERINO

Francisco Solano Márquez

La calle tiene un agradable preámbulo en la placita de Regina, centrada por una sólida fuente de piedra sobre la que revolotean las palomas y se posan en su taza para beber. Los naranjos dan sombra a los bancos de fundición en los que se sienta la gente como en el patio de su casa, mientras en un ángulo extiende sus veladores la centenaria taberna Regina . Enfrente, el antiguo convento del mismo nombre aguarda la definitiva recuperación tras los titubeos municipales sobre su terminación y uso. (Desde luego no parece lugar para un museo, pues hasta aquí no bajarían los turistas ).

La calle recibe con un patio de concurso, el de la casa número 1, que participa desde 2004 sin interrupción. Es una antigua casa de vecinos reformada como vivienda familiar, cuyos moradores indica el portero automático: José y Montse, Rafael y Julia, y Carlos y Raquel, cuidadores del patio, que responde al nombre de al-Yumn , como figura en el dintel, inscripción frecuente en brocales de pozo árabes y que aquí traducen como «de los sentidos». La puerta está ahora cerrada, pero durante el concurso de mayo abre de par en par a los visitantes, que se maravillan ante el fantástico capitel califal sobre columna estriada que sustenta parte de los tres arcos de ladrillo abiertos al patio; un patio recoleto, enchinado y deslumbrante por su abigarrada conjunción de flores variadas y plantas aromáticas , dispuestas como en un cofre de cal y azul añil. Se aprecian detalles como un brocal decorativo, una fuentecita con caño de tejas antiguas y rincones dispuestos como bodegones a la espera de un pintor como Rafael Botí , que vivió en esta casa y conoció a su futura esposa, Isidra, en la cercana calleja del Tomillar. En la calle Isabel II han concursado tres patios más, los de las casas 6, 11 y 25, algunas ya transformadas.

Callejear por el casco antiguo y hablar con sus gentes proporciona emociones como la que cuento ahora. La casa número 6 decora el recercado de su puerta con una sencilla guirnalda de florecillas pintadas y en su blanca fachada figura escrita una frase en latín: « Domun de tribus angelis ». Intrigado por la inscripción llamo a la puerta y enseguida abre la señora, de mediana edad. «Perdone usted, ¿qué quiere decir esa frase en latín?». «Casa de los Tres Ángeles», responde. Y como me fascina ese nombre le pregunto por su significado. La mujer se emociona y hace un esfuerzo para explicar: «Mi marido fue trasplantado tres veces y los tres donantes son tres ángeles», al tiempo que intenta contener las lágrimas. Le pido disculpas por haberla turbado, y sobreponiéndose a su dolor hace un esfuerzo para añadir: «Ha sido muy reciente».

Mucha gente visita por mayo el patio de Isabel II, 1, en el que llama la atención un vistoso capitel califal

Casa de paso

El edificio más singular de la calle es su casa de paso. Cerrado hace años el tránsito por la de La Lagunilla, creo que es la única que queda en el casco antiguo de Córdoba . A la calle Isabel II abre la entrada principal, con el número 10, y a la plaza de San Eloy, el patrón de los plateros, la otra puerta, bajo el número 17. En el primer zaguán cuento 13 buzones y en el segundo 16, aunque no todos parecen en uso. Los viejos cables del suministro eléctrico forman gruesos manojos. Tras el zaguán surge un patinillo de paredes pajizas y macetas de interior, y a continuación sigue otro patio estrecho y largo que parece una calle, al que abren modestas viviendas a un lado y otro, al igual que en las galerías de la planta alta. Cuento diecisiete en la planta baja y calculo algunas menos en la de arriba, una treintena en total, algunas cerradas. Una joven inquilina, embarazada ya de su tercero, dice que paga 250 euros de renta. Junto a la salida a la plaza de San Eloy , que es como una prolongación de la casa, Carmen regenta la modesta tienda donde se proveen estos vecinos, Casa Pepe . « Somos una familia », dice sin dejar de sonreír. Y María Dolores, que toma el sol a la puerta, corrobora: «Sí, sí, salimos, charlamos y convivimos». En el barrio la casa de paso se conoce como « El Rancho Grande », qué buen humor.

En el número 10 abre «El Rancho Grande», que se puede atravesar para salir a la plaza de San Eloy

Isabel II es otra calle de la Córdoba profunda , con bastantes casas renovadas y vividas. La número 9, donde estuvo la residencia de mayores Regina, tiene tapiadas puerta y ventanas. ¿Y qué fue de ellos? Pues que a finales de 2007 el Ayuntamiento los trasladó a otra más moderna del barrio Guadalquivir. La taberna Regina despidió a los viejos con un perol , qué jolgorio aquel día. Hay versos colgados en algunos balcones, como este de Pablo García Baena : «Una mano entre rosas. Tintas pálidas de un violeta abatido». Llama la atención una casa sin número con portalón azul punteada de clavos negros. Algunas alojan talleres de platería , como indican los dispositivos de alarma. Y la 24, de mínima fachada vallada, está desmoronándose; ¿quién la socorre?

Visita de Isabel II

La reina que da nombre a la calle, Isabel II, visitó Córdoba cinco días en 1862 . Llegó en diligencia desde Andújar, descansó en un pabellón preparado en la Choza del Cojo y el 15 de septiembre entró por Puerta Nueva -donde se había erigido un arco de arquitectura efímera a modo de bienvenida-, siguiendo luego por Alfonso XII, plaza de la Constitución (la Corredera de hoy), San Fernando y Cardenal González hasta el Palacio Episcopal, donde pernoctó . La acompañó su esposo, Francisco de Asís de Borbón, y dos de sus hijos -el futuro Alfonso XIII y la Infanta Isabel-, sin que faltase su confesor, Antonio María Claret , santo desde 1950. La soberana aprovechó bien el tiempo, pues visitó la Catedral, donde escuchó misa oficiada por el obispo Juan Alfonso de Alburquerque; presidió una corrida de toros en Los Tejares , en la que participó Manuel Fuentes Bocanegra; rezó ante la Virgen de los Dolores; visitó las tumbas reales de la Colegiata de San Hipólito y el Hospital de Agudos ; tuvo el valor de subir a las Ermitas por la Cuesta del Reventón en un carruaje del Marqués de Benamejí, y se divirtió en la feria organizada en su honor en el Paseo de la Victoria . También dejó 206.000 reales para atender a los necesitados de una ciudad que tenía 42.000 habitantes, un pueblo grande. No sospechó entonces la reina que sería destronada seis años más tarde, en la Revolución de 1868, tras la batalla de Alcolea. Pero su nombre permanece en la calle.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación