Apuntes al margen
La caja de Pandora
Urbanismo no tiene que cambiar el PGOU para dejar fuera de ordenación a Cosmos
Los concejales, la alcaldesa y los candidatos pueden no tener ni idea de lo que firman . Pero los técnicos que han elaborado el expediente de Cosmos lo saben de sobra porque son gente experimentada que conoce la ciudad y el planeamiento . El PGOU vigente no permite, con la redacción actual, colocar una cementera en el actual emplazamiento junto al barrio de Fátima . Si eso fuera un solar con la actual calificación -suelo industrial de tercera categoría-, hoy no se le podría dar una licencia de obras para una fábrica de nueva planta. Cosmos desarrolla una actividad calificada en la categoría incompatible con el medio urbano , según la ley urbanística de la ciudad. Cuando se redactó la norma, nunca se puso un punto rojo diciendo que estaba fuera de ordenación, pero todo el mundo se imaginaba cuáles podían ser los efectos de lo escrito. Cordobesamente, nunca pasó nada.
El problema de la antes llamada Asland es que no puede desintegrarse como los malos de las películas de cienca ficción. Está ahí desde hace muchas décadas (la actividad se inició en 1932) y la ciudad, que es un ser orgánico como dicen los modernos repelentes, ha crecido ocupando zonas cercanas. En condiciones normales, la industria se hubiera cambiado de lugar. La ciudad lo hizo con el actual barrio del Chimeneón, que en tiempos fueron las instalaciones de Carbonell. Pero una almazara no es una industria básica que no se muda, se cierra . Una clausura obligaría a enormes inversiones para el achatarramiento del solar. La autorización ambiental que emitió la Junta de Andalucía en 2006 explica claramente que en caso de cierre se estaría obligado a un programa de restauración integral del suelo que ocupa la fábrica. Es decir, la demolición de la planta y la recuperación del terreno para su utilización posterior. Suena a muchos millones .
Lo que ha hecho la Gerencia de Urbanismo , desde el momento de su existencia, es ignorar sus propias normas. Eso ha generado un régimen de tolerancia hacia las instalaciones fabriles preexistentes por motivos perfectamente explicables. Allí trabajan unas 250 personas y un a posición de fuerza , como la que finalmente se ha adoptado, solamente viene a generar un problema económico y social añadido al que ya atraviesa la ciudad de Córdoba. E mpleo volátil y de poca calidad , escasa industrialización, un paro galopante y una excesiva dependencia de actividades terciarias, que dan empleo pero no todo el que se quisiera ni durante una constante a lo largo del año. El que quiera leer la EPA, ahí la tiene todos los trimestres.
Si la Junta de Andalucía autorizó la ampliación de producción y el uso de combustibles alternativos (residuos urbanos y agrícolas, fundamentalmente) es porque la Gerencia de Urbanismo le dijo que lo hiciera y porque pasó todos los filtros técnicos de la ley . Porque no había problema ninguno. Tengan claro que fue el Ayuntamiento de Córdoba quien, con el Plan General vigente, le dijo al Gobierno andaluz que todo estaba correcto. Consulten qué es es lo que ocurrió, en un caso similar, con la cementera La Araña , ubicada en Málaga capital, cuyo permiso ambiental fue tumbado por los tribunales. Por si alguien tenía dudas, la Junta ha dado la oportunidad de volver a tramitar la autorización de las autoridades ambientales de esa fábrica que, además, usa residuos como combustible.
Contra lo que el cogobierno cree, no ha abierto el melón de la quema de residuos en actividades industriales. No existe ningún estudio municipal serio al respecto y el informe de la Gerencia no dispone de ningún análisis ambiental realizado con rigor científico. Lo que ha iniciado es el debate de cuál es e l grado de convivencia entre la escasa industria pesada que queda y las viviendas. Esa es la clave de todo este numerito.
En la capital existen algunas zonas y sectores clave, llamados a dar problemas. La cercanía de Cosmos a Fátima , la vecindad de la industria del cobre a determinados barrios de Poniente como Electromecánicas o la expansión del Zoco o la presencia de algunas actividades, como la joyería o sectores que generan residuos de impacto, en zonas pobladas. Y esa es una caja de Pandora social, económica y ambiental que dudo que este gobierno municipal -visto el vergonzoso silencio de la Junta de Andalucía- esté dispuesto a imaginarse siquiera lo que contiene.