UN ICONO A PUNTO DE DESAPARECER
El caimán de la Fuensanta se «muere»
Un experto plantea hacer uno nuevo de escayola o adquirir otro animal para reponer piezas al actual
El popular caimán de la Fuensanta , uno de los exóticos exvotos traídos de América entre los siglos XVI y XVIII , ha entrado «en coma profundo». La última intervención a la que le sometió un taxidermista en la zona del cuello y la cabeza resultó a todas luces insuficiente y su «mal estado» es algo que reconocen tanto la propiedad, el Santuario, como los numerosos fieles que pasan a diario por la parroquia de la Fuensanta. Lo peor de todo es que apenas si quedan opciones para que siga mucho tiempo más sobre la pared del pórtico de la iglesia sin que se caiga «a pedazos» .
El caimán, un icono en el barrio y en toda la ciudad acusa demasiado el paso del tiempo. Aunque sus patas y el vientre podrían tener un paso, la cabeza es la que mejor evidencia su «mal estado» y que lleva a pensar en lo peor. Unos y otros lo lamentan, pero, salvo la citada restauración a la que fue sometido hace cuatro años, muy poco se ha hecho para prolongarle la vida.
Doble posibilidad
Pedro Franco, uno de los taxidermistas consultados por ABC, reconoce que él mismo fue «hace años» a interesarse por el viejo y centenario réptil y constató «in situ» los daños profundos que presentaba la pieza. Para el especialista tan sólo quedan dos vías posibles para salvar al animal. Una de ellas consiste en hacer una réplica exacta en escayola , si bien se entiende que esta operación es más bien una sustitución que una salvación propiamente dicha de una pieza tan popular como querida.
La segunda opción que el taxidermista pone sobre la mesa es demasiado «costosa» e implica la adquisición «legal» de un nuevo caimán . Para ello, el experto al que accedió este periódico apunta que habría que realizar un desembolso que oscila entre 12.000 y 14.000 euros sólo para la compra del animal. Una vez en España, un taxidermista tendría que trabajar «alrededor de un año» sólo para disecarlo e incorporar las piezas que le falten al popular reptil.
Esta segunda especie de caimán, que habría de tener unas dimensiones similares al del santuario, serviría para hacer los injertos como si de una operación de humano se tratara aunque, eso sí, con todo disecado. Valdría para colocar una nueva piel allá donde haga falta, piezas dentales o cola. Quedaría un animal disecado prácticamente nuev o, pues el actual «lo han roto el aire y el calor que sufre en esta ciudad y por estar en el exterior».