Caballos, carruajes y jinetes toman El Arenal bajo un sol de justicia

Hay ganas de Feria . Se comprobó ayer de madrugada, con el pistoletazo de salida del Colofón para el Mayo Festivo cordobés, y se ha notado a lo largo de la jornada de hoy, a pesar de que a la ciudad le ha costado un poco despertarse de la resaca de ayer y no ha dejado de desperezarse hasta bien entrado el mediodía.

La llegada al recinto ferial de la llamativa comitiva del Estandarte de Nuestra Señora de la Salud , con medio centenar de carruajes y otros tantos caballistas , sirvió para eliminar por completo las últimas legañas del día anterior y renovar la imagen por completo de El Arenal, con gente fresca y limpia , y dispuesta a devorar el fin de semana entre caseta y caseta.

Porque el caballo ha sido hoy protagonista por encima de todo, tomando la Feria, desbordando el Paseo, sin agobios, pero con presencia de peso. Con esos vestidos de época que han despertado la curiosidad y el asombro de los paseantes, que se preguntaban cómo eran capaces de aguantar con elegancia las embestidas de un sol que quería dejar patente su huella tras demasiados días de lluvia y nubes en la primera mitad del Mayo Festivo.

Todo ello acompañado por una abundancia de mujeres ataviadas con aguitarrados vestidos de feria. Flecos, miradas profundas de color amarronado, pelo negro y apretado en moños imposibles o suelto en libertad, flores que rivalizan en frescura con sus portadoras y esa sensual presencia de saberse admiradas en la distancia y con respeto, porque forman también parte de la cultura de la Feria, como la vegetación, el agua o la sombra lo es del Festival de Los Patios.

También se han visto por el recinto camisetas de fútbol. Todas de color blanco y verde . Las más del equipo local, el Córdoba CF , pero también de seguidores del Elche , que han desafiado a las altas temperaturas (que han obligado a más de uno a recuperar líquido en el interior de las casetas) par «disfrutar de esta maravillosa Feria, y a ser posible, del partido». Pero la deportividad reinaba entre ambas aficiones, que han sabido convivir sin problemas en El Arenal, a pesar de que encontrarse frente a frente era inevitable.

Y los caseteros que, incapaces de mostrar una mentalidad optimista a pesar de los pesares, sí reconocen que hay algo más de movimiento y alegría. Y eso se comprueba con la cantidad de reservas que había al mediodía para comer, en algunos casos con casetas cerradas para la ocasión, como era el caso de Las Castañuelas , donde sus socios contabilizaban 450 invitados para el «Pescaíto» (la comida inaugural de Feria) o la de los Jóvenes Abogados , donde se esperaba la presencia de entre 160 y 170 comensales.