INVESTIGACIÓN
El caballero que pidió confesión decapitado y otras huellas templarias en Córdoba
José Manuel Morales recoge en un libro la historia de una orden cargada de misterios
Ninguna institución religiosa cristiana tiene mayor leyenda y mito que los templarios . En menos de doscientos años, esta orden religioso-militar tuvo tiempo para hacerse poderosa , lograr sus objetivos y tomar tanto poder que un rey conspiró para disolverse. José Manuel Morales Gajete , autor de «Enigmas y misterios de Córdoba» , entre otras obras, acaba de dedicar un libro en Almuzara a la Orden del Temple, donde recoge algunas de las leyendas asociadas a ellos, pero sobre todo mira a la historia para contar cuál se basaba en algo de verdad y cuál no.
El libro está publicado por la sello Luciérnaga , de la editorial Planeta , y en él José Manuel Morales traza una historia general de los templarios, que nacieron para contrarrestar una figura musulmana, la del «monje guerrero» , lo que hoy se llama «yihadista». Los templarios estaban capacitados para orar, pero también iban a matar en el campo de batalla. «En 1128 el Concilio de Troyes los autoriza a hacer esta guerra santa, aunque el Temple había empezado un poco antes, cuando se recuperó Jerusalén en la Cruzada y se quería conseguir que los cristianos peregrinasen allí sin problemas con los musulmanes en su viaje», explica José Manuel Morales.
En Córdoba quedan sus huellas. «Habían ayudado a Fernando III El Santo en la conquista del Valle del Guadalquivir y en Córdoba se les dio la torre de la Calahorra », explicó. En el exterior de esta construcción todavía está la Cruz del Temple como testimonio de esta época, y, tal y como recuerda José Manuel Morales, su trabajo en la Calahorra era el de proteger la ciudad ante quienes entraran desde el otro lado del Guadalquivir, pero también obtener financiación a través del cobro del tributo por pasar. Según el autor, «también tuvieron un convento en el Casco histórico de Córdoba, que pudo ser la iglesia de Santiago, pero no se ha podido demostrar».
«Los templarios eran monjes soldados para luchar contra los yihadistas de la época»
En muchas ocasiones, los templarios recibían tierras como donación por su ayuda militar, como en Castro del Río . «En Almodóvar del Río todavía queda el nombre del Cortijo del Temple , y es testimonio de que perteneció en algún momento a la orden tras la conquista, como premio por su ayuda», relata. Y allí se cuenta una historia fantástica sobre los templarios. «Siempre que salían al campo de batalla lo hacían después de confesar , por si morían durante el combate», dice. Pero hubo un caballero, tan fuerte y soberbio, que jamás lo hacía porque se pensaba invulnerable. «Le cortaron la cabeza , su cuerpo cayó, y se levantó con la cabeza en las manos y se fue al Cortijo del Temple», cuenta. Sus hermanos templarios, espantados, no le querían dar confesión en un principio y le dijeron que iría al infierno , pero invocó su devoción a la Virgen y terminaron por darle el sacramento, «y poco después el cuerpo se desplomó y terminó de morir».
A principios del siglo XIV , el rey Felipe IV el Hermoso de Francia conspiró para hacer desaparecer la orden, a la que debía mucho dinero, y de la que se decían cosas escandalosas, «algunas con base de verdad». La orden se desvanecía pero nacía su mito .