Mirar y ver
Buenas noticias
Los anuncios cargados de esperanza son socialmente necesarios
Necesitamos buenas noticias para contrarrestar el continuo martilleo de las situaciones críticas, las palabras duras y los malos datos. El optimismo, fuerza capaz de mantenernos a flote ante la adversidad, además de actitud, requiere ser alentado con evidencias en las que apoyarse y, de ahí, la importancia de las buenas noticias.
Desde que, la semana pasada, el Ministerio de Defensa hizo público que Córdoba sería sede de la base logística del Ejército de Tierra, las buenas noticias se han sucedido: que será una inversión millonaria, que llevará a la creación de dos mil puestos de trabajo, que será motor de progreso económico y social para Córdoba y su provincia e, incluso, para Andalucía, que supondrá un impulso empresarial y con efecto llamada a otras empresas acogidas a su amparo, que generará investigación y avance tecnológico , que podrían construirse alrededor de unas treinta y siete mil viviendas en su entorno, hasta se piensa en la reactivación del aeropuerto.
Así lo han transmitido, entre otros, llenos de entusiasmo y satisfacción, Defensa, el Ayuntamiento, la Universidad, todos los medios de comunicación y los vecinos de El Higuerón y La Rinconada, que sueñan con un enriquecimiento de la zona. Sin embargo, parece que algunos no nos dejarán tener la fiesta en paz y disfrutar de lo conseguido -la propuesta de Córdoba no tiene tantos méritos, la han asignado a dedo... dicen-. Siempre ha habido quien tiene mal perder.
Por el contrario, es claro que un factor determinante en el triunfo de la candidatura de Córdoba ha sido contar con el apoyo de todas las fuerzas políticas y sociales, y ser fruto de un esfuerzo y proyecto común. Iniciativa única y sin fisuras, por el bien común. ¡Qué bien suena eso ahora que estamos inmersos en dinámicas politizadas, de confrontación y mucho ruido! Las buenas noticias, compartidas y enunciadas con palabras cargadas de seguridad y certeza , animan el sentimiento de unidad y son apoyo de la resilencia, a la que cantaba el «Resistiré» que ya no coreamos. La buenas noticias, el alegrarse de los logros, el ser agradecidos fomentan el optimismo, que disipa cualquier posibilidad de dejarse arrastrar por el desánimo, elimina la tentación de darse por vencidos y ayuda a afrontar con éxito la dificultad. Enhorabuena a todos los que lo hacen posible.
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