Del Bosque, un saque de valores

«¿Echamos un partidillo?», preguntaba ayer un alumno del colegio Ahlzahir a sus amigos. «No, que va a venir Vicente del Bosque». «Ya. Ya lo sé. Pero va a llegar tarde». «Ea, pues que sea rápido». El fútbol se vive con pasión entre los alumnos del citado centro. «Vemos el deporte como la mejor escuela de virtudes», reconocía ayer el director del colegio, Jean Jacques Not Valade, antes de la inauguración del nuevo campo de césped artificial, con un partido entre antiguos alumnos y profesores de Ahlzahir, por un lado; y veteranos del Córdoba CF, por otro.

El saque de honor corrió a cargo de un hombre que ha sabido defender y transmitir las virtudes del deporte tanto como jugador como entrenador. Ese hombre fue Vicente del Bosque, que reconoció ayer su alegría por volver a visitar Córdoba y por compartir recuerdos con los veteranos blanquiverdes, con quienes compartió filas en la temporada 71-72. De su paso por el equipo ribereño y de su estancia en la ciudad guarda un grato recuerdo. «Fue una de las mejores etapas de mi vida. Aquí empecé a formarme como jugador y como persona», reconoció.

El laureado entrenador, que llevó en 2010 a la selección española a lograr el mayor triunfo de su historia con la consecución del título de campeona del mundo en Sudáfrica, no quiso dejar escapar la ocasión para mandar un mensaje a los padres allí presentes. Del Bosque resaltó «la importancia que es para los hijos el deporte». Reconoció lo importante que es para ellos contar con sus padres en las gradas animándolos. Y pidió prudencia. «A veces, ese sentimiento de protección hace que nos equivoquemos», sentenció. Por eso les instó a que dejen hacer a los entrenadores y seleccionadores, «será mejor para ellos y si no es así estaremos dando la espaldas a lo que debe ser un padre», sentenció.

La jornada de ayer tuvo también un carácter benéfico y solidario, en el que se recaudaron fondos para apoyar a Red Madre y a las Adoratrices en su firme apuesta por ayudar a madres jóvenes en dificultades.

La alegría fue, en definitiva, la nota predominante. Alegría como la experimentada por Javier Arévalo al ver vestido de corto a quien fuera su profesor de Física y Química: Antonio Aguilar. «Tomaré nota de los alumnos que me piten hoy», decía con una amplia sonrisa. Aguilar, a su vez, se reencontró con su profesor de Educación Física, Antonio Sarmiento. «He sacado 45 promociones de buenos deportitas», señalaba el antiguo docente de Ahlzahir.