Depende

El boomerang

Abascal equivocó el tiro con un discurso que era incendiario y equivocado. Casado no podía callar

Pablo Casado, en la moción de censura José Luis Roca
Rafael Díaz Vieito

Rafael Díaz Vieito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La moción de censura presentada por Vox me produjo, como a una mayoría de votantes del PP, una cierta desazón. Aunque su fracaso parlamentario estaba decidido de antemano, cabía la posibilidad de que se produjese un triunfo moral. No entendía el silencio de Pablo Casado ni su decisión de aplazar la decisión sobre el sentido del voto, pues ello provocaba especulaciones diversas, artículos en prensa y horas y horas de tertulias en televisión y radio que proporcionaba al partido de Abascal una cierta iniciativa, o al menos una apariencia de ello, en la labor de oposición. No sólo eso. No entendía que no se decidiese la abstención como vía para expresar, al mismo tiempo, el rechazo a un gobierno nefasto y a la posibilidad de considerar a Abascal un presidente posible . Mi percepción era que se encadenaba un error detrás de otro y que lo razonable era anunciar con antelación la decisión de abstenerse. Y el error clamoroso estaba en ese análisis.

Acertó Casado en aplazar su decisión hasta oír el incendiario discurso de Abascal , mezcla de lugares comunes, apelaciones trumpistas y brochazos gruesos, pasando sin despeinarse y en un mismo párrafo del proteccionismo más radical al liberalismo exacerbado. Abstenerse ante tal catarata de simplezas, algunas seguro que bienintencionadas, habría resultado una clamorosa e histórica equivocación : después oír a Abascal, el no era inevitable y se acercaba a la exigencia ética. Cualquier votante no izquierdista compartirá algunas, incluso muchas, de las críticas formuladas por Vox pero difícilmente se felicitará por la proliferación en Europa de partidos populistas y ultranacionalistas que el centro derecha europeo repudia con toda la razón; la mayoría de los votantes populares se escandalizarán por el uso que de las instituciones hacen a diario los inefables Pedro y Pablo pero pocos considerarán -al menos yo no conozco a ninguno- que el antídoto sea la eurofobia y el ataque a lo que representa la Unión Europea. Algún buen amigo votante de Vox, después de tratar de defender la soflama abascalina, se lamentaba de ese «soberanismo trasnochado antieuropeo» . Si hay hoy algunos diques frente al socialcomunismo, el más importante es Europa .

Si Abascal pretendía exhibirse como una alternativa viable equivocó el tiro al lanzar un boomerang en forma de moción de censura con el que segar la cabeza de Casado: el boomerang se dio la vuelta y le golpeó con fuerza, evidenciando sus contradicciones, exageraciones y falta de proyecto. Sus discursos demostraron que la única alternativa posible al evidente riesgo de una larga hegemonía de la izquierda pasa por el PP. Evidenciaron que hay un candidato presidenciable, Pablo Casado, y otro inviable que jamás podrá obtener la confianza de una mayoría de españoles.

La moción, que parecía inútil, ha resultado extremadamente esclarecedora. Ahora toca decidir si en el centro derecha nos conformamos con la crítica gruesa que apuntala a Sánchez o si, de verdad, queremos otro gobierno que a día de hoy sólo puede encabezar Pablo Casado.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación