Patios
Bodegas Campos y los patios, cuando el menú es salvar la arquitectura popular de Córdoba
La firma de restauración ha comprado Badanas, 15, que se unirá a sus diez viviendas en esa zona
Su Fundación explica la filosofía que les guía desde hace décadas al incorporar casas: «Hemos preservado un rincón de verdad de Córdoba»
Bodegas Campos compra Badanas, 15, historia viva de los patios de Córdoba para sacarlo del olvido
Badanas, 15, el patio de Córdoba que cautivó a la Duquesa de Alba
La compra de Badanas, 15 , uno de los recintos con mejor palmarés en el concurso de Patios , pero al que el abandono llevó a la ruina, por parte de Bodegas Campos es una noticia que quedará en los anuarios de 2022.
Tras la adquisición por esta reconocida firma de restauración, hay muchísimo más que una operación para ampliar su actividad. Late una filosofía que está en el ADN de este negocio: la de «salvar un rincón de verdad de Córdoba , de la Córdoba popular», explica José Campos , director de la Fundación de Bodegas Campos.
Y es que la incorporación de Badanas, 15 será sólo el formidable ‘postre’ de un ‘menú’ que se empezó a cocinar el pasado siglo, y que permite ahora degustar un delicioso conjunto de casas y patios. Todo comenzó cuando en 1908 Domingo Campos puso en marcha unas bodegas en Lineros, 32 (en ella, se puede disfrutar de los patios de los Arcos y de la Torre).
El negocio creció en su entorno con la compra de Vinagreros, 3 (patio del Pozo) en 1953; Badanas, 13 ( patio del Santo Dios ) en 1959 -si bien hasta 1971 se compatibilizó el uso empresarial con la permanencia de su casa de vecinos-; y en 1980, Badanas, 9 (patios del Galápago y las Mujeres).
Con la transformación en establecimiento de hostelería, llegaron nuevas adquisiciones : en 1995, fue Lineros, 30 (patinillo de la Fuente); en 1999, Badanas 11; en 2002, Vinagreros, 1 y Badanas, 7 (patio de la Yedra); y en 2007, Lineros 28 (patio del Bailarín) y Vinagreros, 2. Hasta Badanas, 15, había aglutinado diez casas, que hunden sus raíces en un periodo que va «del siglo XV al XIX», explica el director de su Fundación.
En este proceso, cuenta Campos, se han unido «dos factores». Está la necesidad de «expansión» del negocio . Pero, junto a ella, ha estado la «satisfacción de estar salvando un trocito de Córdoba». Y en el origen de este concepto sitúa a «Paco Campos, nuestro tío, un enamorado de Córdoba, de las tradiciones y de la cultura popular .
Esa filosofía nos la enseñó y la hemos seguido siempre», recuerda. De acuerdo a esa idea nuclear, en Bodegas Campos, cuando se han añadido viviendas, se ha hecho de forma que «no perdieran su carácter. Que, aún estando unidas, conservaran su personalidad ».
Reinversión absoluta
En esa manzana de la excelencia gastronómica que ha creado esta firma de restauración, « cada casa es de una época , de unas características. Está Lineros, 32, la típica vivienda acomodada de Córdoba; otras fueron industriales o se reformaron en época más moderna, en el XIX». «Y no todas eran casas de vecinos. Alguna de las adquisiciones fue de vivienda unifamiliar», sigue.
«Hemos querido conservar el aire peculiar de cada una de ellas, hasta en los colores, con la cal y el azulillo de las macetas , o las plantas tradicionales de los patios», insiste. «En la modesta medida de nuestras posibilidades, hemos podido salvar un rincón de verdad de Córdoba, de la Córdoba popular», cuenta.
«Disfrutamos mucho con esta salvaguarda, en la que ha habido mucho cariño, de la arquitectura popular , que está desapareciendo de Córdoba y de toda España», avisa el director de la Fundación. Pero este proceso de protección también ha implicado «mucho esfuerzo ».
El director de la Fundación de Bodegas Campos: «Aquí, ha habido mucho cariño en la salvaguarda de la arquitectura popular»
Porque, sigue, desde que a este más que centenario negocio se le dio el rumbo a la hostelería (a finales de los ochenta), «todo lo que se ha ganado se ha reinvertido . Mantener estas casas es costoso». Así, se han conservado en perfecto estado unas viviendas que no son sólo retrato vivo de la arquitectura popular, sino que atesoran elementos patrimoniales históricos destacados.
Campos señala al patio del Santo Dios (Badanas, 13), de «principios del siglo XVI », que perteneció a una tenería (donde se curtían los cueros). «Para esa industria, necesitaban un patio muy grande. Y el del Santo Dios, cuando fue tenería, era aún mayor que ahora». Con su tamaño actual [parte de él se techó para uso del negocio y hoy es el salón de la Venta Blanca], es «el mayor patio popular de Córdoba ». Su nombre obedece a las inscripciones religiosas hechas, y que se conservan, en la reforma del inmueble en 1790.
Destaca igualmente el patio de los Arcos, de Lineros 32, por el que se entra a Bodegas Campos, del siglo XVII o en ese mismo inmueble la Torre Cubierta , del siglo XVII. Las dataciones en estas casas son complicadas, porque, dice Campos, «continuamente se han ido transformando» en el tiempo. «Son organismos vivos», resume. Y cuenta, por ejemplo, que en una remodelación apareció un trozo de un ataurique califal .
Otra mirada
Vuelve al presente y confiesa que la incorporación de Badanas, 15 -su ruina es el contrapunto de la conservación lograda en las singulares casas del entorno por esta firma de restauración- era «un sueño de nuestro tío , que no pudo cumplir porque murió en 2020, y de todos nosotros».
Luego, se detiene en el presidente del consejo de administración de Bodegas Campos, Francisco Jiménez , que «ha luchado mucho para lograr esta compra». «En Bodegas Campos, todos le estamos muy agradecidos por esta adquisición», explica el director de su Fundación. Añade que «Paco [el presidente del consejo de administración], que es también un enamorado de Córdoba, sabía la ilusión que le hacía a nuestro tío, y a todos, recuperar otro trocito de Córdoba».
Otro buen conocedor de este polo urbanístico de la excelencia gastronómica es el periodista y escritor Francisco Solano Márquez (autor del libro ‘Bodegas Campos, solera de Córdoba’, escrito con motivo del centenario en 2008 de este negocio). Se mueve en la misma línea del director de la Fundación.
Destaca que, con la incorporación sucesiva de casas , «Bodegas Campos ha preservado un conjunto de inmuebles representativos de la arquitectura popular cordobesa. Es la que da carácter a nuestros barrios antiguos y fue desapareciendo con su derribo cuando no gozaba de protección».
Esta firma de restauración, destaca Márquez, ha convertido su conjunto de viviendas en «un museo de arquitectura popular». «Ahora, recuperará Badanas, 15, para sumarla como joya de la corona , enriqueciendo así su patrimonio arquitectónico con una histórica casa de vecinos, que fue condenada a una inmerecida ruina», acaba.
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