PRIMERA PLANA
Bendito jaleo
Es música celestial el clic de las cámaras; el «¿ahora dónde vamos?» de los turistas o el tintineo de cubiertos en las terrazas
Un termómetro del brutal impacto que tuvo el Covid en nuestras existencias fue el silencio sepulcral que se instaló en la Judería en abril y mayo de 2020 , en plena temporada alta. Aquello nos chillaba que algo iba mal, muy mal , rematadamente mal . Evidenciaba la quietud absoluta en una zona que en esas fechas un día sí y otro también debía ser una feria de turistas deseosos de conocer Córdoba. Fue otro síntoma, uno más, que mostró la potencia del adversario que se nos había venido encima. Por ello, este sábado , cuando tuve que hacer un reportaje para ABC en el entorno de la Mezquita-Catedral y la zona de San Basilio, me sonó a música celestial el clic de las cámaras de fotos ; las típicas frases de los viajeros como la de «¿y ahora dónde vamos?» ; el tintineo de los cubiertos en las terrazas o el traqueteo de las ruedas de las maletas de los visitantes.
Este sábado nos dejó un carrusel de imágenes para la esperanza : el cartel del Alcázar anunciando que las reservas para visitarlo se habían agotado (para esa día y para el domingo); el flujo constante de visitantes a nuestro principal monumento o las colas para ver los patios en San Basilio que los voluntarios de Cruz Roja se encargaron de podar para que no se desmadraran.
No se vayan, lectores, todavía; aún hay más —si reconocen este latiguillo de los dibujos animados, ustedes y yo vamos teniendo una edad—. Otra inolvidable estampa fue la de los niños y no tan niños en los cacharritos del Arenal, divirtiéndose o acongojándose —una de las pocas ventajas de la mascarilla es que uno puede chillar tranquilamente y no se le nota tanto la cara de susto al montar, por ejemplo, en el ‘Gigant XXL’—. Y ese día, además, los amantes de los toros , aunque aún con limitación de aforo, pudieron disfrutar de Roca Rey, Pablo Aguado y Diego Ventura en el Coso de los Califas, porque Lances de Futuro ha conseguido que a la Feria no la empitonara el Covid.
La música de la recuperación sanitaria, económica y de la cotidianidad, a la que, como todo en esta vida, no hemos echado de menos hasta que la perdimos, empieza a sonar bien , aunque nos queda aún para que esté totalmente afinada. Esperemos que el coronavirus no consiga, como ya nos pasó en otoño, darle a la pausa. Pienso que esta vez no lo logrará, porque la vacunación ha cogido más ritmo que una batalla rapera de gallos y debe silenciar definitivamente al virus en un corto plazo, salvo estruendosa y calamitosa sorpresa en sentido contrario. Cuando eso suceda, volverán las bullas en la Semana Santa, en las Cruces, en los Patios, en la Feria, en la Noche Blanca del Flamenco, en el Centro en Navidad... Y prometo no quejarme nunca de ninguna de ellas . Bendito jaleo .
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