NAVIDAD EN CÓRDOBA 2019
Los belenes de Córdoba: tradición y minuciosidad para un trabajo de paciencia y aprendizaje
Tres belenistas hablan de su forma de sus secretos para dar belleza los nacimientos
La palabra lentisco aparece siempre en las conversaciones con los belenistas. Casi tanto como la palabra familia . Los grandes nacimientos que en estos días están abiertos al público los montan adultos que fueron niños que buscaron en la Sierra de Córdoba materiales para los belenes de su familia, y que un día perfeccionaron lo que sabían, expusieron su trabajo ante el público, lograron quizá algún premio y no pudieron parar.
En esta Navidad en el tradicional concurso que convoca la Fundación Cajasur hay 34 belenes que participan, lo que no quieren decir que sean los únicos que se pueden visitar. Los autores coinciden en que lo que se ve en estos días es la flor que se ha cultivado con esmero durante gran parte del año. Generalmente, en septiembre se comienzan los preparativos con el diseño que luego habrá que llevar a la realidad. Quizá antes. Y esa idea es la que luego habrá que realizar para que se muestre durante una Navidad, y no más de una. Por eso cuentan su historia.
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Rafael Ventosa: «Me gusta el paisaje con naturaleza, sin agobio»
El nombre de Rafael Ventosa está asociado a una zapatería, su negocio, y a los belenes. Pocos como él acapararon un año detrás de otro los premios de la Fundación Cajasur , cuando, sobre todo, lo hizo para su hermandad de la Esperanza , aunque también hizo el municipal, por encargo de la Agrupación de Cofradías. Fueron casi dos décadas en que acumuló los primeros premios y la admiración de los muchos visitantes. Rafael Ventosa instala ahora el de la Diputación Provincial en el Palacio de la Merced.
«Sería en el año 1960 o 1961. Mi padre tenía unas figuras de una tía, que de hecho todavía las tengo, y hacíamos el belén con ellas», dice. Desde ahí empezó a picarle el gusanillo. El suyo, como el de muchos en la ciudad, es «el belén hebreo , con el paisaje bíblicos y los personajes de las Escrituras».
Es común que los belenistas tengan formación autodidacta y es también su caso, cuando reconoce no haber tenido profesor . Ha encontrado su forma de trabajar y sí la ha transmitido a quienes han querido aprender de él. Así ha conseguido el estudio de las perspectivas , de los distintos planos y de las escalas hasta conseguir unos belenes en los que las escenas tienen que «respirar». Así lo resume: «Me gusta mucho que los belenes tengan paisaje, con naturaleza , porque eso contribuye a no tener sensación de agobio».
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José Cruz: «Hay que conseguir darle vida»
José Cruz Ruiz tiene del joyero el gusto por el trabajo minucioso y perfeccionista y eso es parte de lo que aplica al trabajo del belén. Cumple este año sus bodas de plata con el nacimiento artístico. «Yo los había hecho en casa toda la vida, con lentisco de la Sierra de Córdoba y piedras que encontraba, pero me animaron a presentarme al concurso y sigo», relata. Desde 2008 se ocupa del Belén Municipal, por encargo de la Agrupación de Cofradías y comparte sus conocimientos en una escuela con quienes quieren seguir mejorando en el arte de los Nacimientos.
Fue primero un «hobby» y ha terminado siendo su profesión, porque desde 2015 mantiene una empresa de complementos y objetos para la instalación de belenes, precisamente. Y los reconocimientos no han tardado. En Mollina (Málaga) hay un museo de belenes y el único cordobés el suyo: «Es uno de 2016 que indultamos, y digo indultamos porque los belenes se tienen que desmontar conforme termina el año, no se pueden repetir», dice.
Su estilo es más próximo al hebreo, al belén que quiere reproducir la forma de vida en Palestina en el momento en que nació Jesús, pero también reconoce que no se ciñe de forma fija a ninguno, ya que también puede haber rasgos de los demás. La esencia, para él, es conseguir que lo que tiene el espectador delante tenga veracidad: «El belén es algo que no tiene vida y tenemos que conseguir que la tenga».
Cuando empezó, recuerda, lo hizo con figuras de una clase, pero conforme ha avanzado se ha hecho con algunas de valor artístico, obra de la italiana Angela Tripi , que son uno de los grandes valores de su creación. Los decorados los hace con poliuretano y pasta, después de un proceso de tallado y pintado con acrílico, siempre con paciencia y minuciosidad. Tiene también sus propios trucos para la perspectiva. «Hay quien hace números para las proporciones , pero yo creo que se trata de fijarse en la realidad y de disminuirlo conforme se aleja la vista en función de los planos».
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José Luis Pulido: «Reciclo todo; me sirven hasta las algas de la playa»
A principios del siglo XXI, José Luis Pulido Ruiz dio el paso de montar belenes en su casa a hacerlo ante el público. Lo había tenido como afición privada, heredado de su padre, pero surgió la posibilidad de instalar el belén de su cofradía, la de las Angustias , en San Pablo . «Siempre me ha gustado mucho la pintura y la escultura, y había hecho algunas figuras moldeando con cera», recuerda.
Gustó bastante, continuó, encadenó premios y desde entonces no se ha detenido. Este año ha trabajado en el de las Angustias, el de la cofradía de la Piedad de las Palmeras y de la asociación cultural Virgen de Belén , del barrio de Levante, que ha obtenido el tercer premimo de la categoría A.
Su proceso está lleno de minuciosidad y trabajo: compra las figuras en blanco, para luego pintarlas, y algunas la hace él mismo en terracota. Y después viene el momento de construir los decorados, otra tarea apasionante para lo que le gusta reciclar . «Gasto cero. Si veo en la calle material que me pueda servir, me lo llevo a casa y lo utilizo», cuenta, y hasta en la playa recoge algas que le pueden servir como vegetación o para los colores.
El proceso es común a muchos de los belenistas: con poliuretano o madera, que después se tallan hasta tener la forma que se necesita y pintar con acrílico para una decoración que siempre recoge la tradición del belén hebreo. Con algún toque personal: en sus nacimientos no falta nunca una cigüeña , tampoco algunas vides como parte del paisaje rural. Y el pan suele estar presente.