Memoria histórica
Belalcázar cambia de militar homenajeado pero no el nombre de la calle para cumplir la ley
Encuentra un capitán Cortés republicano para sustituir al capitán Cortés franquista

El Ayuntamiento de Belalcázar ha encontrado una forma imaginativa de cumplir con la ley de memoria histórica, que impide mantener nombres en el callejero con referencias franquistas, sin cambiar ni un letrero. Lo que se ha cambiado es de militar. Y esto hay que explicarlo. La calle se llamaba Capitán Cortés y se seguirá llamando Capitán Cortés. Pero un Cortés y otro Cortés no son la misma persona. De hecho, hicieron la guerra en bandos diferentes.
El grupo de Compromís en el Senado había advertido al Ayuntamiento de Belalcázar que tenía una calle que podría incurrir en supuesto prohibido en la ley. El capitán Cortés al que hacía referencia la calle del municipio del norte de Córdoba se refería a Santiago Cortés, oficial del Ejército y de la Guardia Civil.
El militar nació en Valdepeñas en 1897 y recibió su despacho de alférez en 1921 tras pasar por la Academia de Infantería de Toledo. Tras el desastre de Annual, se unió a las tropas de Sanjurjo donde protagonizó diversos ascensos gracias a acciones de combate. En 1926, pidió el traslado a la Guardia Civil . Conocido colaborador de los falangistas, su nombre se hizo famoso porque, durante los primeros días del golpe de estado del 36, protagonizó la sublevación del santuario de la Virgen de la Cabeza.
La historia cuenta que con un grupo de guardias civiles se hizo fuerte en el santuario que fue reconquistado meses después por tropas republicanas tras un largo asedio que fue posible gracias a la intervención de la aviación. El capitán fue herido en una de las embestidas finales. Fue operado por personal médico del Ejército republicano pero sus heridas eran muy graves. Murió en 1937 . Fue enterrado en una fosa común, de la que fue exhumado en 1939.
Lo que ha hecho el Ayuntamiento de Belalcázar es encontrar a otro capitán Cortés, esta vez republicano, que será al que esté dedicada la calle. Su nombre es Antonio Cortés Medina , nació en la localidad y era maestro de escuela cuando la guerra civil española hace acto de aparición. En 1936, participó en la reconquista del pueblo a las tropas franquistas y, pistola en mano, defendió el convento local.
Llamado oficialmente a filas, fue ascendido por Enrique Líster por sus actos en combate que fue quien le dió el grado de capitán. Participó durante toda la guerra en la defensa de Madrid al frente del sector de Usera. La vida de Cortés, sin embargo, da para una película. Acaba la guerra, fue detenido en Alcalá de Henares donde se entregó con todos los honores de un militar. Entregando el arma y con todos los galones en el uniforme. Encarcelado, logró huir de presidio para volver a Belalcázar donde no solo se casó con su novia del pueblo sino que, además, abrió una escuela privada.
Años después y por intrigas en el municipio, fue arrestado de nuevo y trasladado a duros penales conocidos por sus castigos físicos de donde protagonizó alguna fuga. Se le diagnosticó, además, esquizofrenia por lo que fue trasladado al psiquiátrico penal de Alcolea. En una época, donde la dolencia se «trataba» lobotomizando a los pacientes. Allí estaría hasta los años 80 cuando se le permitió volver a su municipio de origen donde fallecería por cáncer de pulmón. Salió gracias a sus hijos que se llevaron a su padre de las instalaciones bajo su responsabilidad. Estuvo encerrado 45 años de los 72 años que llegó a vivir.
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