Primera Plana

La de Ucrania es nuestra guerra

Toca no cejar en el apoyo al pueblo ucraniano y disponernos a una batalla económica con Rusia

Cargamento en Córdoba de un camión con material donado para Ucrania Rafael Carmona
Baltasar López

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Es gratificante , dentro de la descomunal tragedia de la guerra , ver la oleada de solidaridad de Córdoba , y de toda España, con el pueblo ucraniano . Lo que nos toca a partir de ahora es no cejar en este apoyo , porque se tendrá que prolongar en el tiempo: o el conflicto bélico se alargará o Rusia logrará imponerse a corto plazo y poner un gobierno títere. Ambos escenarios son de sufrimiento para los ucranianos, a los que habrá que seguir ayudando tanto si salen de su país como si se quedan en él.

Pero esta contienda se desarrolla también fuera de las calles de Kiev, Mariúpol o Dnipro. Europa y Estados Unidos han decidido que no la librarán poniendo botas en el terreno -más allá del envío de armas al Gobierno de Zelenski-, sino con sanciones que intentarán asfixiar a Rusia .

Estamos, pues, inmersos en una batalla económica. Tenemos que armarnos de paciencia ante las subidas del pan , de la carne o del aceite de oliva . Debemos acostumbrarnos igualmente a que se nos ponga cara de Al-Khelaifi en el Bernabéu cada vez que vayamos a la gasolinera. Y también tendremos que asumir que lo de darle al interruptor de la luz de casa es una práctica de alto riesgo que cortocircuita nuestras carteras. A nuestras Administraciones les corresponde trabajar duro para que esta tercera crisis en década y media no tome como rehenes a quienes menos tienen . Ellos son los que menos deben sufrir esta contienda en la que nos mete Putin.

Porque que nadie lo dude: estamos luchando con Rusia -con sus dirigentes; no con su pueblo-, aunque sea en lo económico . Porque la comunidad internacional no puede consentir que un país pretenda a cañonazos, sin el más mínimo miramiento con la población civil, poner en su órbita el Donbass ucraniano y frenar la expansión de la OTAN. Y no es una cuestión sólo de euros, dólares o rublos . Ésta es también una batalla por las libertades . Este zar autoritario no puede consentir que buena parte de su frontera la comparta con una nación que busca ser socia de la UE y la OTAN. No vaya a ser que a los rusos les dé por querer democracia . No hace falta dar más razones para acabar con una sentencia: esta guerra hay que ganarla .

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