Primera Plana

Nueva anormalidad

Muchísimos cordobeses se han despertado de golpe en una pesadilla en la que deben hacer cola para pedir comida

Bares reabiertos en la Corredera, el pasado lunes Valerio Merino
Baltasar López

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Es una victoria contra el coronavirus haber vuelto a ver desde este lunes cordobeses en las terrazas y los comercios , aunque sea con aforo reducido y la distancia interpersonal de dos metros sea parte de nuestras existencias hasta tal punto que le pediré media de cachitos y un café cuando esta semana vuelva a ir mi cafetería de cabecera. Es un triunfo porque el covid-19 nos tuvo encerrados a cal y canto seis semanas. Pedirse una tapita es una forma de sublevarnos contra una epidemia que no sólo nos ha arrebatado a 26.920 españoles, sino que nos quitó nuestra forma de vida: besarnos, abrazarnos, echarnos a la calle para quedar con los amigos o la familia para comer el sábado…

Nuestra cotidianidad contrajo el bicho y quedó ingresada en nuestros pisos durante el confinamiento. Por eso es tan importante que este lunes hayamos empezado a aterrizar en la nueva normalidad. Pero no todos han podido desembarcar en ella. Hay cordobeses que no podrán sentarse en un velador ni ir a ninguna tienda porque no tienen dinero ni para una tostada , con lo que mucho menos para comprarse ropa. Literal. Porque miles de nuestros vecinos tienen que pedir alimentos para poder comer.

Una magnífica información de mi compañera en ABC Córdoba Davinia Delgado nos mostraba este domingo la descarnada lucha de seis párrocos de la capital contra los devastadores efectos de la crisis económica del coronavirus. Y es que esta recesión ha colapsado de golpe a muchísimos cordobeses que ganaban lo justo para ir tirando. De la noche a la mañana se han despertado dentro de una pesadilla en la que se ven abocados a hacer cola para que una oenegé, la Iglesia o el Ayuntamiento les dé algo que llevarse a la boca . Ésta es la nueva anormalidad : la que sufre gente que nunca había tenido que pedir ayuda para subsistir o que tuvo que hacerlo en la anterior crisis y creían haber dejado atrás una situación tan dura.

Las instituciones empiezan su desescalada desde la angustia que han llegado a sentir con la vertiente sanitaria de la epidemia y muchos de nosotros estamos en condiciones de volver a nuestra vida de antes armados de guantes, mascarilla y distancia interpersonal. Empezamos a otear el futuro con algo más de tranquilidad .

Pero convendría que no sólo miráramos adelante , sino también hacia atrás . Porque hay muchos cordobeses que no están pudiendo transitar a la nueva normalidad. Las Administraciones y la ciudadanía no podemos conformarnos con dar comida a quien no tiene algo tan básico, que también hay que hacerlo. Lo que se debe conseguir es que nadie se quede atrás. En la anterior recesión no se hizo . Esperemos haber desarrollado anticuerpos y no tropezar dos veces en la misma piedra. Que no vuelva a haber personas que pierdan su empleo y se tiren uno, dos, tres ... años para hallar otro . Si eso vuelve a pasar, seremos una sociedad enferma .

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