Primera plana

Los Patios, un brote de esperanza

El Consistorio ha acertado por motivos económicos y anímicos de la ciudadanía haciendo germinar el Festival en octubre

Visitantes en los Patios de Córdoba Valerio Merino
Baltasar López

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El Festival de los Patios finalmente se está pudiendo celebrar este mes después de que el coronavirus lo marchitara en sus fechas tradicionales de mayo. El Ayuntamiento lo ha trasplantado a octubre con una idónea adaptación de la cita a las nuevas circunstancias. Porque al evento le han florecido medidas «antiCovid» para tratar de garantizar la seguridad en él : el uso de la mascarilla es obligatorio hasta para sacarse fotos; hay toma de temperatura antes de la entrada; se debe usar el gel previamente al acceso o cada recinto tiene un aforo máximo. Los controladores se han convertido en cancerberos que, con la ayuda de los dueños, hacen que todas estas vacunas contra el coronavirus se administren correctamente para que podamos tener la fiesta en paz.

El Consistorio ha acertado por motivos económicos y anímicos de la ciudadanía haciendo germinar de forma extraordinaria esta celebración , evitando que en 2020 no tuviera lugar. En cuanto a los primeros, al hacer coincidir sus nuevas fechas con el puente del Pilar ha buscado estimular la llegada de turistas , que son la savia necesaria para que a hoteles, sobre todo, y restaurantes les brote una recuperación con la que puedan dejar atrás estos tiempos en los que les achicharra la crisis. Además, la pelea por el viajero nacional -toparse con un extranjero es ya casi tan raro como encontrarse un trébol de cuatro horas- es más encarnizada que nunca. Y ofrecerle al visitante atractivos es especialmente necesario para que se decante por nuestra ciudad.

Que tenga lugar el Festival es igualmente positivo para la moral de los cordobeses . Después de que el d ichoso bicho nos arrancara de raíz la celebración de citas tan arraigadas entre nosotros como la Semana Santa, las Cruces y la Feria -y lo que viene, porque no habrá tampoco ni espectáculo navideño de Cruz Conde ni Cabalgata-, que haya Patios es un remanso de paz , como el que ofrecen estos icónicos recintos, dentro de esta nueva anormalidad. Mientras tengamos que convivir y guerrear con la epidemia, es un alivio ganarle batallas.

El Covid ha acabado teniendo un efecto secundario sobre esta celebración . Ha permitido que los cordobeses volvamos a poder disfrutar tranquilamente , sin bullas , de los Patios. Su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en diciembre de 2012 fue un potentísimo fertilizante para su atractivo, que se disparó entre los turistas. Los viajeros se convirtieron en los reyes de la fiesta durante sus dos fines de semana. Es el necesario precio que hay que pagar para que esta tradición nos deje más semillas de riqueza que antes, en una tierra donde cuesta mucho que la prosperidad arraigue y crezca. Hasta el día 18 , tenemos para disfrutar de este reencuentro , de lo poco bueno que nos dejará esta epidemia.

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