PRIMERA PLANA
El Festival de los Patios más singular
La edición tiene un carácter único porque florece el centenario del concurso y la derrota del Covid
La edición más singular del Festival de los Patios arrancó este lunes . Y eso ya es mucho escribir porque esta fiesta cumple cien años y es única en el mundo . Que no es que lo digamos nosotros solos, como una reivindicación de vivir a la cordobesa. Que lo proclamaron los señores de la Unesco en 2012 cuando lo declararon Patrimonio de la Humanidad , un título que abonó, y mucho, el interés de los turistas por él. Una las cuestiones que hace tan especial esta celebración en 2021 es que el Ayuntamiento , con acierto, decidió que sea el único evento del Mayo Festivo que eclosione . Esta fiesta es un termómetro de cómo ha avanzado nuestra lucha contra el Covid.
En 2020, el Consistorio tuvo que meterla en el invernadero del aplazamiento . Sí pudo al final trasplantarla a octubre . En el año actual, llega cuando marca el calendario. Eso sí, le ha crecido un ramillete de medidas de seguridad , como pasó en otoño, para evitar que la epidemia pueda encontrar tierra fértil para propagarse en los Patios . Van desde las más clásicas , como la presencia de la Policía Local para evitar aglomeraciones y vigilar que se cumplan las normas de prevención contra la enfermedad, hasta las más innovadoras , como el uso de drones y sensores que permitirán detectar concentraciones de inmediato, pasando por las que ya se han convertido en el pan nuestro de cada día : instalación de gel hidroalcohólico a la entrada de los recintos o control de aforos. No sembraré nuevos argumentos a los que ya di en febrero para defender su celebración. Disfrutar estos días de su belleza , con el dispositivo diseñado por Capitulares, es una ración de plaguicida contra el coronavirus . Porque es otra porción de cotidianidad , una especialmente nuestra y querida, que recuperamos . Es otra victoria más contra el bicho, y ya vamos acumulando unas cuantas. Su desarrollo es, además, savia económica para los negocios de alojamiento y hostelería , achicharrados por la crisis.
La otra singularidad de esta edición es que el concurso alcanza el centenario . Un motivo más que suficiente para que brindemos con montilla-moriles al ver cómo llega a un cumpleaños tan especial. Está claro que hay motivos para festejar . Esta bellísima tradición de que los dueños de unas casas las engalanen para abrirlas a todos durante dos semanas evidencia su robustez al llegar al siglo de vida . Pero, como siempre que se soplan las velas y uno tiene una cierta edad, la efeméride invita a la reflexión .
Cuando hayamos arrancado la mala hierba del Covid de nuestra salud y economía y deje de absorbernos fuerzas y recursos, será el momento de volcarse en cuestiones pendientes que tienen los Patios para asegurarnos de que seguirán cumpliendo centenarios . Al Ayuntamiento le corresponde liderar tareas complejas como ayudar al relevo generacional entre propietarios ; lograr que a los dueños no les sea tan gravoso preparar sus recintos ; implicar a fondo a otras Administraciones y al sector privado en el sostenimiento de esta tradición o sacar partido turístico a estos emblemáticos espacios todo el año, lo que ayudaría a reducir la avalancha de visitas de mayo. Son medidas con las que hay que ir regando el Festival para que siga creciendo más fuerte y el paso del tiempo no marchite una celebración tan especial y bella que, cuando florece, el mundo se gira a verla.
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