MEMORIA

De Baena a Mauthausen: un viaje sin regreso

La nieta de uno de los baenenses fallecidos en el campo de exterminio nazi recupera su historia

Celia sostiene una fotografía de su abuelo, rodeada de su familia S. N. T.

S. N. T.

El 5 de mayo se cumplían 71 años de la liberación del campo de concentración nazi de Mauthausen , campo de exterminio de muchos españoles que se exiliaron a Francia tras la Guerra Civil. Era un campo de categoría III, la más alta, para presos «irrecuperables» y terminado de construir por estos españoles. Allí fueron deportados 14 baenenses .

Todos menos uno, Francisco Fuentes Ruiz, murieron bajo el yugo nazi. La mayoría en 1941 en el campo de Gusen , dependiente de Mauthausen, donde todo era más atroz. En Hartheim lo hicieron Antonio Campos Sánchez y Antonio Pérez Baena. En enero de 1942 fallecían tres hermanos -Miguel, Rafael y Santiago Albendín Navarro- con tan solo cinco días de diferencia entre ellos. En noviembre moría en Dachau Felipe Quesada Pesador. Fuentes fue liberado por el ejército estadounidense el 3 de mayo de 1945 tras pasar por Mauthausen, Gusen, Dachau y Natzweiler. Moría en 2012 en Francia.

El primero en llegar a Mauthausen fue Antonio Pérez Baena, el 13 de agosto de 1940. Diez días después recibía a siete de sus vecinos que llegaban en el trágicamente conocido Convoy de Angulema , el primer tren de Europa occidental que transportó a civiles a los campos nazis. La historia de estos baenenses permanecía en el último rincón del recuerdo de sus familiares . Los más directos morían sin saber nada o con un escueto «desaparecido en combate en Alemania», como el caso de la madre y del hermano de José Cruz Navas , según relata su sobrina-nieta Celia Ochavo . «De pequeña vi una foto de él y me llamó la atención. Nadie me decía nada» cuenta. «Mi abuelo, su hermano mayor, no hablaba de él. Creo que para él fue un trauma, como un fantasma».

«Todo lo que pasó no puede quedarse en el limbo de la Historia», dice Celia

La foto y las preguntas, años más tarde, de su abuela con demencia sobre sus cuñados años más tarde le llevaron a investigar. Fue en 2015. Una búsqueda en Google arrojó, para su sorpresa y la de su madre, «un artículo del historiador Arcángel Bedmar sobre los deportados de Baena », explica. «Fue un shock, estábamos temblando. No podíamos entender cómo no sabíamos nada. Nos generó mucha angustia» apunta. A partir de ahí Celia no ha parado de preguntar por su tío José. «Solicité información a los archivos de Francia, Alemania, Austria, de la Memoria Histórica de Salamanca », enumera. También dio con la lucha de su bisabuela Trinidad, madre de José, escribiendo a Francia y Alemania y recibiendo como única respuesta que «estaba muerto».

Un viaje a través de la correspondencia

La familia pierde el rastro de José cuando este está luchando con el ejército francés contra los nazis en la II Guerra Mundial. José se escribía con su hermano Antonio, abuelo de Celia. Esta recuerda una carta en la que José «les decía que le enviaran una foto de mis sobrinos y todos fueron a hacérsela», pero « esa carta ya no tuvo respuesta ». Llegó devuelta a los seis años con un montón de sellos y señalando que no habían podido localizar al destinatario» relata Celia con emoción. Entonces supieron que no volvería.

Tras descubrir la historia de su tío-abuelo, Celia, cuenta que «la sensación fue de una total impotencia . Sentía algo tan extraño como la angustia de no poder salvarlo sin ni siquiera haberlo conocido. Sentía que tenía que hacer algo por José, que todo lo que pasó no puede quedarse en el limbo de la Historia ».

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