Ayuntamiento de Córdoba
Caso Infraestructuras: efectos colaterales
La crisis de gobierno no está en el fondo del asunto, que ya investiga un juez y la Fiscalía, sino en la forma
El 'caso Infraestructuras' ha estallado en el Ayuntamiento de Córdoba como lo hace una tormenta en un vaso de agua , de manera algo incomprensible para el fondo del asunto... y del vaso. El concejal delegado del área y teniente de alcalde, David Dorado (Ciudadanos), ha sido cesado de sus funciones por decreto del alcalde y espera ahora a que en las próximas 48 horas tenga sitio en la reordenación (ya van algunas) del equipo de cogobierno que su partido forma con el PP en este mandato. Sucede todo el mismo día que cesa la coordinadora general de esa área por su presunta implicación en la gestión contra norma de contratos municipales de alumbrado público y otras materias similares. Por cierto, Dorado ha votado en contra de este cese cuando se ha votado en la Junta de Gobierno Local este mismo lunes.
La crisis de gobierno no se abre por lo que ha destapado la Fiscalía a instancias de las denuncias de Izquierda Unida y Podemos y del propio gobierno municipal a partir de una información reservada de la Asesoría Jurídica. Esa explosión se ha monitorizado y controlado con lo que los mismos firmantes del pacto de Capitulares suscribieron: salida si hay imputación de un alto cargo. Y así ha sido. Tomen nota en otras bancadas. Conforme la investigación judicial arroje luz y más datos, habrá que esperar acontecimientos.
Estas irregularidades las investiga el Ministerio Público que ha dado traslado a un juzgado con indicios de presuntos delitos de falsedad documental y prevaricación que atañen a un alto funcionario de Infraesturcturas y la coordinadora general de la misma, un cargo de designación política que correspondió elegir al mismo David Dorado.
La investigación de la Fiscalía sigue, porque el propio edil de Ciudadanos, como adelantó ABC, presentó una denuncia con una auditoría externa que revelaba sobreprecios en suministro de farolas del Ayuntamiento sobre 32 contratos muestreados desde 2016, época en la que gobernaba el PSOE e Izquierda Unida . Misma historia. Y va a seguir, porque también el secretario general del Pleno del Ayuntamiento dirige una actuación previa al respecto de esos contratos que podría acabar en otra investigación interna y camino de la Fiscalía. Hay caso y de largo recorrido, con lo que habría que atemperar declaraciones y fuegos artificiosos -algunas declaraciones sobrepasan la calumnia-, en este caso, hasta tanto no esté la causa completa e instruída.
Sin embargo, en paralelo a los hechos y las posibles irregularidades ha estallado una crisis política en el gobierno municipal por una mala gestión política, insisto, del mismo. Especialmente la que ha dirigido el propio edil David Dorado, el más experimentado en las cuestiones municipales de cuantos hay en el grupo naranja. Sobre todo, porque ni está investigado ni hay ninguna atribución, por ahora, del ámbito judicial hacia su mal o buen proceder en este turbio asunto. Y, al contrario de lo que cabía esperar, ha cogido el lanzallamas y ha arremetido contra todos, cuando los tiempos le podían beneficiar y cuando la responsabilidad política estaba limitada, de momento, al nivel que correspondía.
David Dorado , al que no se le puede reprochar que no haya trabajado en este tiempo con ahínco y con ganas de sacar adelante trabajo al que no le han faltado trabas, no ha elegido bien las alianzas ni las amistades , aunque cada uno es libre de hacerlo, con los efectos colaterales que pudieran surgir. El Área de Infraestructuras es un campo minado donde como te descuides, te explota y es mejor andarse con mil ojos. Controlada por sindicatos e Izquierda Unida y con vicios enquistados.
En la entrevista que concedió a ABC para explicarse tras la denuncia a la Fiscalía repartió responsabilidades y errores por toda la Casa de Capitulares sin recordar que hasta por seis veces el letrado que apoya a la Junta de Gobierno Local había avisado de lo que estaba sucediendo. No se lo perdonan los altos funcionarios. Eso no quita que pueda llevar parte de razón, porque si se aplicaran auditorías en algunos servicios municipales con celo, nos podríamos llevar muchas sorpresas. Pero el edil de Ciudadanos se pegó el primer tiro en el pie.
Y a renglón seguido llegó el segundo en el otro pie, cuando desde el núcleo duro de Alcaldía le recomendaron abstenerse de seguir y dejar que los hechos siguieran su curso y la política depurase sus tiempos y responsabilidades -mírese el caso Torrejimeno- , dejando enfriar el asunto que ha dado vidilla a algunos elementos 'rufianescos' de la oposición , decidió oponerse a la solución inevitable. Y ahí me da que es donde el alcalde ha dicho basta y ha cortado por lo sano dejando que nadie juegue por libre en un asunto en el que, como digo, el propio equipo de gobierno municipal lleva dos investigaciones internas.
La decisión de Bellido y Albás, consensuada desde hace tiempo no sin dificultades, sí ofrece un prisma incómodo del asunto a la opinión pública: señala a Dorado como si hubiera que esconder algo y por ello se le aparta, cuando, insisto, no hay indicio judicial que, de momento, apunte a él. El listón se ha puesto muy alto en la exigencia interna de PP y Ciudadanos , frente a lo que la izquierda nos tiene acostumbrados a hacer: apretar el culo y pegarlo a la silla.
No olviden esta clave, Bellido es un experto en sacar oportunidades de escenarios difíciles y en esta nueva crisis de gobierno que tienen en su foco central a un concejal de Ciudadanos va a seguir rebanando el jamón de poder para el plato de los populares . Entre otras cosas, porque me da que cada vez se fía menos de sus socios y cuando interviene, interviene. Dejemos que los árboles no nos dejen ver un bosque más frondoso donde al final se juega con el dinero de todos los cordobeses, y donde los pillos de segunda fila, manejan a su antojo.
