Contramiradas

Auxiliadora Cabanás: «Tenemos derecho a pedir compasión»

La presidenta de la AECC afirma que «no todo es coronavirus en estos días inciertos. Los datos certifican que casi una de cada dos personas se toparán con el cáncer en su vida»

La presidenta de la Asociación Contra el Cáncer en Córdoba MIGUEL ÁNGEL SALAS

Aristóteles Moreno

La onda devastadora del coronavirus ha arrasado medio planeta. Ha irrumpido en escuelas y fábricas con la fuerza del ciclón. Y ha sacudido el sistema sanitario hasta límites desconocidos. Durante tres meses de infarto, el virus ha monopolizado los recursos médicos y ha invisibilizado a otras dolencias, que parecían haberse esfumado del mapa. Pero no. Ahí siguen. Causando dolor y esperanza, a partes iguales. Por ejemplo, el cáncer. La primera causa de mortalidad en España. Auxiliadora Cabanás preside la Asociación Española contra el Cáncer ( AECC ) en Córdoba desde diciembre pasado. Es médica y sabe de lo que habla. Prudente, cabal y razonablemente optimista, trata de poner las cosas en su sitio en un universo, el de los tumores, que llama a la puerta de millones de familias cada año.

—Pudiera parecer que el ciclón del coronavirus se ha tragado al cáncer.

—El ciclón se ha llevado las ganas de la gente de consultar por cosas importantes. El jefe de Oncología [del Hospital Reina Sofía ] nos ha dicho que la gente no estaba viniendo por miedo. Quimioterapia, radioterapia y cirugía se han seguido haciendo. Solo lo demorable se ha dejado para más adelante. Pero he visto que la gente no quería ir. En los momentos álgidos de la pandemia, era comprensible. Pero ahora todavía hay gente que se niega.

—Los pacientes oncológicos también han sido víctimas colaterales del Covid.

—Han sido víctimas del miedo. Hemos empezado a difundir que los circuitos estaban bien establecidos para evitar el contagio y la gente ha comenzado a responder. Espero que no haya habido ninguna secuela que no sea remediable.

Hija de veterinario, Cabanás es la antepenúltima de una interminable familia de 14 hermanos. Se formó en psiquiatría, pero la medicina de familia la cautivó en cuanto tomó contacto profesional con ella. Ha ejercido durante 20 años en el Polígono del Guadalquivir y, desde hace más de una década, trabaja en el consultorio de Santa Rosa . Su actividad solidaria es una constante en su vida. Ha colaborado en la Cruz Roja y ha prestado su tiempo en auxiliar a los «sintecho» y a las prostitutas. También ha tenido un fructífero recorrido en cooperación internacional. El año pasado participó en un programa de ayuda en la selva de Perú. «Te vienes con una gran alegría», asegura. Yagrega:«Cuando haces algo solidario nosotros ganamos mucho más que ellos».

Cabanás, en la sede de la asociación VALERIO MERINO

Hace dos años intensificó su labor de entrega humanitaria, tras la muerte de un hermano con síndrome de Down . «Era una bendición. Nos hemos quedado huérfanos», afirma. Defiende el modelo de familia numerosa como un espacio «divertidísimo» donde se aprende a «negociar y a pactar».

—¿Y de dónde le viene el gen solidario?

—Porque soy persona. Y las personas tenemos esa tendencia. A veces, las satisfacemos y otras no. Yo he tenido la oportunidad de ser cuidadora de mis padres y de mis hermanos. Pertenecer a una familia numerosa te define. Somos alegres y solidarios. Ysabemos compartir desde muy pequeños.

—El cáncer es ya la primera causa de muerte en España . Triste récord.

—La verdad es que sí. Antes se hablaba de las tres ces: cáncer, corazón y carretera. Yo siempre hablo de prevención. Y la prevención tiene unos pilares básicos: el tabaco, el mayor de todos. Es responsable del 30% de los cánceres humanos. El alcohol es responsable en el 7%. Y hay una cosa importantísima: el ejercicio. Es casi más importante que la dieta.

—Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres desarrollarán cáncer en su vida. El dato asusta.

—Sí asusta. El hombre se está deshabituando del tabaco . El cáncer de pulmón era mucho más importante en el hombre y ahora la mujer lo está igualando.

—¿Cuál es la causa del crecimiento exponencial del cáncer?

—Hay muchas razones. Una es que no tenemos hábitos saludables. Y luego lo adulterado que están los alimentos, los precocinados, las aguas. Y la supervivencia. Cada vez vivimos más y eso es un deterioro del organismo. Casi todos tenemos células cancerígenas circulantes, pero nuestro sistema inmune es capaz de luchar y derrotar a todas estas células. En situaciones vitales estresantes, nos quedamos sin defensas.

—Usted ha dicho: «A esta enfermedad la vamos a vencer». Pues no lo parece.

—Pues sí lo parece. Antes hablar de cáncer era hablar de muerte. Te caía una espada de Damocles. Hoy la mayoría de las veces se convierte en una enfermedad crónica y en un porcentaje importante se cura. Los cribados ayudan mucho al diagnóstico de cáncer.

—O sea, decir cáncer hoy es decir esperanza.

—Efectivamente. Así me gustaría que lo pensáramos. Cáncer no significa desesperación. No es una cuestión terminal. Es una enfermedad que puede avanzar hacia la curación o la cronicidad y en los casos más desgraciados hacia la muerte.

«El cáncer se sigue considerando tabú: hay gente que ni siquiera quiere decir que lo padece»

—¿De dónde vendrá el rayo de luz?

—De hacer un mundo mejor. Ser más ecológicos y naturales, hacer más ejercicio, usar menos la tecnología, aunque sé que nos ayuda mucho. Hay que evitar el contacto tan precoz con las nuevas tecnologías. Y la investigación ayuda mucho. En la AECC podemos echar una mano desde el diagnóstico. Nuestros psicólogos ayudan muchísimo y tenemos pisos de acogida.

—¿Qué estigma persigue a la enfermedad?

—De alguna forma se sigue considerando tabú. Hay gente que ni siquiera quiere decir que lo padece. Pero en eso también se está avanzando. Llamarla por su nombre es enfrentarse a ella de una forma más valiente. No es una enfermedad que haya que ocultar ni estigmatizar. Hay que luchar y pedir ayuda. Y acompañamiento. Los humanos acompañados somos más felices.

—¿Cómo se combate el miedo?

—Lo primero es afrontarlo. Reconocerlo. Hay que ser activos y no darse por vencidos.

—¿Hay que reivindicar el derecho a ser débil?

—También. A veces exigimos a los enfermos y los pacientes que sean fuertes, luchadores y que estén siempre alerta. Pero somos humanos y tenemos derecho a sentir esa debilidad. Y derecho a pedir compasión. Nos sentiremos mejor. Haremos una catarsis. No somos gladiadores y tenemos corazón y emociones. Debemos convivir con ellas.

Más cuidadoras que cuidadores

—¿Y quién cuida al cuidador?

—Eso también es importante. Si el cuidador no está cuidado es imposible que cuide bien. Si no tiene descanso y liberación, si no siente que tiene una vida propia, se puede encontrar mal y entonces no es una buena cuidadora. Digo cuidadora porque el 90% son mujeres.

—Cuidar también es cosa de hombres.

—Por supuesto. Y cada vez se incorporan más hombres. Es un derecho también como persona. Nos tenemos que cuidar unos a otros.

María Luisa Cobos , la anterior presidenta de AECC, declaró a ABC : «Tengo que agradecerle al cáncer muchas cosas». ¿Y usted?

—Yo no puedo decir eso porque hasta ahora no he tenido cáncer. Tengo cuatro hermanas con un cáncer de mama, que están francamente bien. Y mi cuñada. Mi marido pasó por un proceso oncológico. Espero tener la suficiente fuerza para seguir luchando contra el cáncer y ayudar a las personas que lo padecen.

—¿La muerte a veces es una liberación?

—Sí. A veces. Yo diría que en pacientes terminales que tienen una agonía con mucho padecimiento. Y, a veces, la muerte es una liberación. Incluso para los familiares.

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