Rafael González - LA CERA QUE ARDE
El autobús
Los niños tienen una cosa y las niñas otra. Después crecen, tributan, pagan, se reproducen, retribuyen y palman
DEBO decir que el único autobús que me inquieta es el 12. Sería más correcto decir ‘la línea 12’ pero en mi caso el 12 es el 12 de toda la vida. Me da igual que el artefacto sea un Mercedes Benz o uno potencialmente incendiable; el 12 es el que da la vuelta a Córdoba como el Holandés Errante los mares y océanos, así pasen los años, gobiernen unos o ayunten otros. Del barrio del Naranjo al Campo de la Verdad. Toda su vida. Yo tenía 18 años una vez en la parada de la Avenida de Cádiz y estaba yo esperando el 12. Ahora tengo 30 más y aquí estoy en la misma parada esperando el 12. Lo cual dice poco de mi vida y mucho del mantenimiento de un trayecto, así se construyan varios palacios de congresos o se cambie la carrera oficial. Es el tiempo detenido o la aseveración de ese adagio de que si algo funciona no lo cambies.
Funcionar, funcionar, lo que se dice funcionar, según: es un autobús que puede desesperar o ser tremendamente puntual y su recorrido sigue siendo generoso de punta a punta. O sea, que depende más del estado de ánimo del viajero que del propio medio de transporte, supongo. Los autobuses pueden tocarnos la paciencia o la fibra y lo que sí he comprobado con los años es que nuestra piel se ha vuelto más fina en un amplio sector de la población o se ha curtido en otro, sobre todo en el que es andaluz heredante, heredador, susceptible de recibir una herencia o incluso de palmar. Si alguna vez he tenido la impresión de que me podía morir esperando el 12 en la parada, hasta ahora no me he detenido a pensar que si palmo dejo un marrón andaluz a mis herederos. Así que me pongo a mirar la APP de Aucorsa desesperado porque no me quisiera morir yo bajo una marquesina gabacha y mucho menos endiñarla, en realidad.
Ha pasado el Día de Andalucía y Susana nos ha recordado que no nos levantemos porque todo va a quedar igual: si usted entrega la cuchara de andaluzas maneras no solo entrega la cuchara, sino el pisito alicatado al amplio parque urbanístico de la Andalucía Impagable. Eso lo ha dicho Susana desde otro autobús con el que se recorre España recabando apoyos de cara a no sabemos exactamente a qué, porque esta mujer se mueve mucho pero no aclara el destino. Algunos de los que se han subido a su autobús y así lo manifiestan en las redes sociales van a ser los primeros en bajarse en la parada de Snchz, que no ha cogido un autobús sino un utilitario y lo va petando allá por donde mitinea. Qué cosas. La vida en un autobús. En varios.
Los niños tienen una cosa y las niñas otra. Después crecen, tributan, pagan, se reproducen, retribuyen y palman. Y siguen pagando. Eres un contribuyente, en realidad. Es lo único que eres, que somos. Que no te engañen.