Reportaje
Ataques al patrimonio de Córdoba: una vergüenza que se extiende por la ciudad
La pintada en la muralla del Marrubial es el último de los actos vandálicos que sufren hace años bienes históricos, edificios religiosos y esculturas
![Pintadas en la muralla de El Marrubial](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/10/11/s/valerio-cordoba-marrubial-kmhG--1248x698@abc.jpg)
CORRÍA febrero del año 2002 cuando Córdoba sufrió uno de los atentados a su patrimonio más impactantes que se recuerdan. El Cristo de los Faroles , uno de los iconos de la ciudad, amaneció pintado con esvásticas nazis, lo que supuso un escándalo que dio la vuelta a España . Dieciocho años después la misma sensación ha recorrido Córdoba . Ocurrió cuando a inicios de esta semana la muralla del Marrubial , de origen almorávide, amaneció con un enorme graffiti de colores en su cara interior, la que da al bucólico y tranquilo Jardín de los Poetas . Casi veinte años entre una imagen y otra y por medio decenas de agresiones que se han sucedido por casi toda la geografía urbana cordobesa. Se puede hablar por ello de una vergüenza en el tiempo, un oprobio que siempre resulta bochornoso pero que aún resalta más en una ciudad que cuenta con cuatro declaraciones de Patrimonio de la Humanidad. Como explica el catedrático de Arqueología Desiderio Vaquerizo , «uno de los yacimientos vivos más importantes del mundo, con un legado patrimonial apabullante, del que somos responsables todos».
![Una esvástica en el pecho del Cristo de los Faroles](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2020/10/11/s/pintada-cordoba-faroles-kryF--510x349@abc.jpg)
La agresión sufrida en el Marrubial ha provocado lo que siempre ocurre en estos casos. Por una parte, la indignación ciudadana, que ahora se amplifica por el efecto de las redes sociales. Por otra, la decisión rauda del Ayuntamiento de Córdoba de establecer las medidas necesarias para eliminar cuanto antes la pintada y devolver al bien su imagen previa. Por último, las llamadas a la colaboración ciudadana y el inicio de la investigación policial y judicial, que siempre suele incluir la revisión de las cámaras públicas que pueda haber en los alrededores del bien dañado con el fin de identificar a los autores.
El concejal de Urbanismo, Salvador Fuentes, se muestra convencido de que no se puede considerar estos sucesos una mera «gamberrada» juvenil, calificación que se daba a menudo en el pasado a hechos de este tipo, y defiende que es «un delito de atentado contra el patrimonio». El Consistorio ya ha elaborado de un informe de costes de la restauración , que se sitúan muy cerca de los 40.000 euros. Ahora comenzarán esos trabajos —complejos al tratarse de pintura con aerosol, que penetra mucho— y se notificará el asunto a la Fiscalía .
El daño a los edificios religiosos
La muralla del Marrubial se sumará con ese procedimiento a los tantísimos otros bienes que a lo largo de las últimas décadas se han visto dañados. Especial relevancia en ese sentido tienen los edificios religiosos, que en estos años han sufrido ataques de forma continuada sin que nada logre impedir que la lista de la vergüenza se extienda. Al igual que el Cristo de los Faroles , también la estatua del Obispo Osio fue pintada con simbología nazi en 2013 . En cuanto a la iglesias, son muchas las que han amanecido en alguna ocasión con frases e insultos en sus muros. San Lorenzo, Santa Victoria, los Trinitarios, la Trinidad o San Pedro son algunas en las que entre los años 2015 y 2019 se pudieron ver leyendas de índole anticlerical como «Muerte al fascismo» , «Puta Semana Santa» , «Libertad Herejes» , «La mejor iglesia es la que arde » o «De tumba en tumba y tiro porque me toca».
![Daños a la Puerta de Almodóvar](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2020/10/11/s/pintada-cordoba-almodovar-kryF--510x349@abc.jpg)
Tampoco es la primera vez que restos de la muralla perimetral de la ciudad se ven dañados, pues en 2019 el tramo aledaño a la Puerta de Almodóvar apareció «decorado» con pequeños rostros , en un acto que algunos quisieron ver como arte urbano pero que se tramitó como vandalismo. Muy cerca de allí, en el Puente Romano , aparecieron en 2018 pintadas alusivas al «terrorismo hebreo». En realidad, no se salvó ni la simpática recreación gigante que se hizo en 2003 del perro Pacheco para la magna exposición de Romero de Torres , pues la figura amaneció dañada, con varias zonas destrozadas y la pintura levantada.
Visto con el tiempo, lo que más sorprende quizá son las declaraciones del diputado provincial de Cultura de la época, el pontanés Alberto Gómez , que tras conocerse la agresión al perro Pacheco dijo que «era algo predecible, pero eso no podía disuadirnos». El vandalismo se daba por hecho, pero el problema es que cualquiera que hoy, casi veinte años después, promueva arte en la calle también sabe lo que le viene con la misma certeza que tenía entonces el diputado.
![La estatua del Padre Gómez Aguilar, con las pintadas que sufrió](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2020/10/11/s/pintada-cordoba-padre-kryF--510x349@abc.jpg)
Víctimas de esas agresiones son por último los escultores vivos que tienen obra en la ciudad y que ven como sus piezas son dañadas una vez tras otra. Es el caso de José Manuel Belmonte , cuya estatua del P adre Gómez Aguilar ha sido agredida en repetidas ocasiones y que ahora promueve una restauración del conjunto escultórico de Juan de Mesa de San Pedro, que también ha sufrido daños continuos. Muy cerca de allí, en la plaza de las Cañas , sufrió daños en 2019 la estatua del Padre Cosme , obra del escultor José María Serrano Carriel . En concreto, le arrancaron el oso de peluche que portaba la niña que acompaña al religioso del siglo XVII en este monumento.
«No podemos quedarnos quietos ante estos delitos», defiende el escultor José Manuel Belmonte
«No podemos quedarnos quietos ante estos delitos y se debe concienciar a la población pero también imponer sanciones ejemplarizantes que disuadan a los agresores y les hagan entender de una vez que los actos vandálicos no salen gratis», explica Belmonte , que también pide la utilización de cámaras en esculturas y en los principales monumentos.
La sensación, al igual que hace 20 años, es que algo hay que hacer pues este reguero de agresiones dañan la imagen de una ciudad que tiene en su patrimonio uno de sus principales tesoros. Mientras eso llega, por ahora queda lo de siempre: una sensación de vergüenza como sociedad incívica que se extiende en el tiempo.
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