Historia
Ataque a las estatutas en América | ¿Quién fue Sebastián de Belalcázar, conquistador cordobés?
Se enroló con Colón en su tercer viaje y acabó fundando 16 ciudades entre Centroamérica y la zona de Ecuador y Colombia
Un grupo de indígenas derriba una estatua en Colombia del conquistador cordobés Sebastián de Belalcázar
El derribo de la estatua del conquistador cordobés Sebastián de Belalcázar, entre la revancha y la condena
El nombre de Sebastián de Belalcázar ha saltado a la palestra por otro ataque a las estatuas de personajes históricos españoles vinculados a la conquista de América. El episodio tuvo lugar la madrugada del miércoles en Popayán, al suroeste de Colombia, ciudad que el navegante cordobés fundó en 1580. Un grupo de indígenas tiró su escultura ecuestre y le acusó de «genocida y racista ».
Pero, ¿quién fue Sebastián de Belalcázar? Según el investigador y perito naval Ignacio Fernández Vial, Belalcázar pasa los primeros años de su vida siendo leñador junto a una humilde familia que se ganaba el pan labrando su propia tierra (su apellido familiar pudo ser Moyano, aunque luego tomó el de su lugar de nacimiento en 1480).
Queda huérfano muy joven y se ve al cargo de dos hermanos en tiempos difíciles para formarse un porvenir. Como en otros tantos casos, el sueño americano aflora como tabla de salvación de su ruin vida, por lo que sin duda alguna, al cumplir los 18 años, Sebastián de Belalcázar se decide a subir a bordo de la primera de las naves que salga de Sevilla con destino a ese quimérico mundo que descubrió Colón. A partir de entonces comienza una intensa vida de cerca de 60 años ininterrumpidos de aventuras, que le han valido ocupar un nombre destacado en la nómina de las grandes figuras del siglo XVI.
Tercer viaje de Colón
Según indican algunas fuentes, pudo haber pasado al Nuevo Mundo embarcado con Cristóbal Colón en su tercer viaje colombino en 1493. Los seis barcos de esta flota parten desde Sanlúcar de Barrameda y llegan a la isla Trinidad para luego reconocer, Tobago, el golfo de Paria y la desembocadura del río Orinoco. Dos años más tarde la armadilla regresa a La Española , donde Belalcázar se establece en busca de una nueva oportunidad.
Está le llega en 1514 cuando los 25 barcos que conforman la gran armada de Pedrarias Dávila , que habían salido de Sanlúcar de Barrameda, entran en el puerto de Santo Domingo. Durante su estancia en la capital de La Española, Dávila busca un capitán para la zona del Caribe y enrola a Belalcázar . Con él a bordo, la flota pronto se hace a la mar para dirigirse a las costas colombianas.
Recalan en Santa Marta y barajan el litoral que se les abre hacia poniente, para acabar internándose en el golfo de Urabá, desde donde continúan su reconocimiento por las costas del istmo de Panamá. Una vez aquí pone pié en tierra para participar de manera destacada en la fundación de la ciudad de Panamá .
Nombrado gobernador
Desde allí, su gobernador ordena que se armen barcos para arrumbar hacia el norte por el Mar del Sur, y pone al mando de ellos a Francisco Fernández de Córdoba . El conquistador cordobés integra esta expedición que navega por toda la costa del istmo hasta alcanzar Nicaragua , donde levantan las ciudades de León y de Granada Al finalizar dicha expedición, Belalcázar, «hombre de espíritu inquieto», según Fernández, resuelve continuar con su avance descubridor y se suma a la empresa que estaba fraguando Francisco Pizarro para conquistar el gran imperio inca.
Se embarca en uno de sus navíos y navega por la cara occidental del litoral sudamericano hasta alcanzar Piura, donde terminan sus lances marítimos y comienza su enorme trayectoria por tierras quiteñas y colombianas.
De sus manos nacen un reguero de ciudades como Santiago de Guayaquil, San Francisco de Quito, Santiago de Cali, Asunción de Popayán , villa de Neiva y Sebastián de Belalcázar. Se le llama por ello «fundador de ciudades».
En reconocimiento a sus servicios, Carlos I le nombra adelantado y gobernador de un amplio territorio ubicado en los actuales Ecuador y Colombia. Muere en Cartagena de Indias en 1551, a los 71 años, enfermo, condenado a muerte y a la espera de volver a España.