EDUCACIÓN
Aspirantes a políticos en Córdoba
El equipo de la Asociación Gallega de Debate gana el Mundial Universitario de Debate en Español
Los escasos transeúntes que pasaban ayer, a eso de las siete de la tarde, por la puerta del Teatro Góngora se mostraban sorprendidos por el numeroso grupo de jóvenes vestidos para una boda de postín. Ellas, con vestidos de noche, tacones altos y bisutería; ellos, con chaqueta y corbata, tirantes o chaleco, y hasta algún esmoquin. Era fácil distinguir entre las conversaciones diferentes acentos y modismos americanos («¿me regalaría usted fuego, por favor?») que no parecían sorprender a ninguno de los jóvenes.
Eran los participantes y asistentes de la final del Mundial Universitario de Debate en Español (MUDA) , que se celebró ayer en Córdoba, entre cuatro equipos, dos españoles, un peruano y un mexicano. A lo largo de una semana, en el encuentro han participado 170 equipos de 90 universidades de todo el mundo, unos 600 estudiantes en total. La mitad de ellos se congregaron ayer en el Góngora en un ambiente festivo para saber quién era el ganador, que al final resultó ser el equipo de la Asociación Gallega de Debate (Agade B) , formado por Atenea Martínez y Aída González.
El formato de debate está basado en el Parlamento inglés , en el que los diputados (en este caso, los estudiantes) pueden solicitar la palabra e interrumpir a los ponentes cuando lo deseen. Y éstos, por supuesto, pueden hacer oídos sordos e ignorar a sus rivales , como en cualquier otro parlamento. Las fórmulas para hacerlo, sin embargo, eran diferentes. Mientras los españoles optaron por un «siéntese» o «puede sentarse» para evitar tener que responder a sus contrincantes, el equipo mexicano plantaba cara y daba la palabra con un sonoro «atrévase». Como en la Cámara de los Lores, pero sin pelucas.
Los cuatro equipos estaban formados por dos alumnos cada uno; dos equipos representaban al partido del gobierno y los otros dos a la oposición . El tema sobre la mesa era lo suficientemente ambiguo como para dar juego: Internet gratis para todos y sin intervención del gobier no. Ninguno de los equipos supo hasta el último momento sobre qué iban a debatir, ni qué postura tendrían que defender.
La fórmula para debatir estaba tan inspirada en el discurso político que los alumnos no tuvieron más remedio que interiorizarlo . Todos hablaron como cualquier político de cualquier parlamento, pero exagerando la palabrería vana y, sobre todo, los aspavientos. Por momentos algunos de los aspirantes, tanto españoles como hispanoamericanos, parecían un traductor de lengua de signos con calambres. También copiaron del discurso político la capacidad de echar balones fuera , es decir, de responder a cualquier pregunta con una respuesta que no tiene nada que ver. Y a casi nadie se le entendía mucho, tanto por los larguísimos circunloquios como por un incomprensible empeño en hablar a una velocidad inhumana, lo que no impidió que los defensores de cada uno de los equipos jalearan a sus representantes o abuchearan a los contrarios . Pero eso sí, con flema británica, como correspondía al momento. Con palmas y zapateos sordos, como si no quisieran hacer demasiado ruido.
Por suerte, el debate era ficticio y los «políticos» sólo lo eran en las formas. El Congreso español, por ejemplo, habría ido por otros derroteros. ¿Internet gratis? ¿Y eso quién lo paga?